Dentro tenemos un baúl enorme o una simple maleta dónde introducimos todo lo que nos pasa. Y lo que nos gustaría que nos pasara lo metemos en una mochila, para así tenerlo más a mano. Y como si fuéramos un mago, sacamos de la chistera los cuentos las novelas y los dibujos que hacemos en papel. Bueno, en mi caso lo garabateo en este blog, pero y qué más da. Hay veces que las historias nos salen mejor y otras peor.
Pero normalmente solemos contarlos.
Y como siempre digo, acosta de hacerme pesaito, para eso hay que leer y vivir.
Intentar vivir como leer, de todo, para tener el baúl tan gordo, que los caracteres, signos y letras te rebosen como las burbujas de espuma en una bañera.
Posiblemente no contamos todo lo que vivimos, pero efectivamente, si no nos tiráramos a vivir, no tendríamos nada que contar.
