lunes, 19 de julio de 2010

Vidas y venidas

Hace pocos días fui a la citi en tren, y durante el trayecto me vino a la memoria cuando años atrás, hacía ese mismo recorrido a diario.

Es curioso, como con el paso de los días y claro está, de la rutina diaria acababa cruzándome con las mismas caras y a las mismas horas. Era gente que no conocía de nada (y que no conocí) y con la que, como mucho, habría compartido un gracias o un ¿se quiere sentar? aún y así cada día compartía el mismo vagón durante 20-30 min, y como habitualmente no llevaba lectura, aprovechaba para fijarme en ellos e intentar “leerlos”, imaginaba a que se podrían dedicar o a donde se dirigían. Era como si cada día actuáramos para los que, igual que yo, no tenían otra cosa mejor que hacer que, abandonados en nuestros pensamientos, observar a los que nos rodeaban, verlos conversar, discutir o perderse a su vez en su consciencia inconsciente.

A unos los recuerdas con mucha más nitidez que a otros… otros, y a pesar de cruzártelos diariamente, no dejan ninguna huella ni en tu consciente ni en el sub.

Me vienen ahora mismo a la mente algunos de esos casos, había una chica y un chico que mañana tras mañana tenían la misma discusión. Se cruzaban en el andén, se paraban y se miraban con desprecio. Y en esencia siempre se decían lo mismo: "bla bla bla bla…..”

Luego estaba el chico que siempre entraba en el mismo vagón a la tarde. Delgado, de facciones muy marcadas y mirada triste. Siempre silencioso, nunca lo vi hablando por el movil, ni leyendo, simplemente perdido en sus pensamientos.

El chaval con síndrome de down, la chica y el señor mayor que son compañeros de trabajo y todas las mañanas iban a trabajar, el que se bajaba en mi parada todas las mañanas y luego me lo volvía a cruzar cuando regresaba ...fuera la hora que fuera, curioso.

En definitiva historias individuales que se cruzaban con la mía propia cada mañana y actuaban para mí compartiendo 15, 20 o 30 min de sus vidas...

Ahora lo que realmente me intriga es saber si yo habré dejado alguna huella en sus recuerdos y lo que es más interesante aún, imaginar cuál es la historia que sus imaginaciones habrán urdido para mí. ¿Qué creerían o creerán que hacía yo por las mañanas? ¿A dónde iba? ¿A que me dedicaba?....etc.

Yo medía mi tiempo con ellas, pienso ahora al leerme. Por las mañanas pensaba "hoy no me he cruzado con tal o cual, será que ya voy tarde ??" me encantaban esos ratitos de "vidas y venidas" desconocidas y conocidas…

Al final, y a pesar de no conocerlos de nada, si te cruzabas con ellos por la calle en cualquier otro lugar y momento tenía que reprimir ese impulso de saludarlos...

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