Lo confieso, ahora mismo no tengo problemas. Y los problemas que
he tenido a lo largo de mi vida, que reconozco han sido muchos aunque todos solucionables,
me los he buscado yo solito. De
acuerdo que nunca he estado enfermo. Que las féminas se
han portado mejor de lo que merezco. Que nunca me ha faltado el curro (quiera
dios que no ocurra) y por lo tanto dinero para ir tirando. Eso sí, sin
ambiciones. Por eso admito que no soy nada objetivo cuando escucho a la gente
soltarme sus dramas. Es cierto que algunos, parecen haber tenido muy mala suerte en esta
vida (accidentes, enfermedades, desempleo, parejas que salieron rana, amantes
infieles), y en esos casos mejor no meterse: sólo escuchar y en alguno ofrecer el
hombro. Pero también los hay que parece
que han nacido al calor del barro y eso en cierto modo les “pone”, meterse en
líos. Me explico, si te gastas tu subsidio de lo que sea en el póker online, es
normal que luego tengas problemas. Si eres de los que tiene la mano suelta y a
la mínima te lías a hostias, normal que acabes amontonando citaciones y
sentencias judiciales. Si no eres capaz de controlar cuando bebes, será normal
que termines liando la de dios. Si tiendes a la depresión o a la ansiedad y no las
tratas (hay pastillitas prodigiosas) lo normal es que tu problema se agrave y
por ende, acabes arrastrando a tu entorno. Acción-reacción o efecto dominó, se
llama.
Lo que me llama la atención es que nadie cree reconocer su parte
de culpa. Extraño es el caso de algún conocido que me acabe admitiendo que realmente
la cagó él solito, sin que nadie le ayudara. Siempre es culpa de terceros, la
empresa, de la pareja, del banco, de hacienda, de tu amante infiel, de un Mosso
cabrón o del portero de la disco de turno. Y claro, así es imposible dejar
atrás los problemas
y no empeorarlos como una bola de nieve cuesta abajo. Totalmente imposible,
diría yo.
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