Toda relación es asiduidad. La asiduidad con la que hacemos las cosas juntos o con la que no hacemos nada por separado. La asiduidad con la que nos vemos y nos dejamos ver. La asiduidad con la que nos echamos de menos. Con la que estamos de más. Con la que sentimos. Con la asiduidad que nos reímos o con la que también lloramos. La asiduidad de nuestros planes. La de nuestros recuerdos. La periodicidad de las malditas discusiones y de las benditas reconciliaciones. Asiduidad y más asiduidad. Con la que nos acostamos. Con la que nos abrimos los ojos, la cabeza y el corazón. Asiduidad con la que nos apartamos estando juntos y con la que nos unimos desde la distancia. Con qué facilidad se olvida uno de la asiduidad con la que hacemos las cosas. Qué rápido se nos consumen y se vuelven rutinas. Y con qué facilidad olvidamos que si no hay asiduidad, ni relación ni nada, puede que aún seamos, pero desde luego ya no se está.
El hábito es esa asiduidad que nos gusta. Y el vicio es la que nos hace daño. Cuántas relaciones que son hábito las conservamos sencillamente por vicio. Y cuántos vicios usuales terminan siendo un simple problema relacional.
Mi gran asiduidad por importancia fue, es, y siempre lo será el error. Hace poco le dije a un amigo a quien aprecio mucho, Andrés, en esta vida descubrirás elementalmente a dos tipos de personas: a la mala gente y a los torpes. No hay término medio, o andas a mala fe, o probablemente serás de los que se equivoquen. Eso sí, asiduamente, sí. Por eso, hablar de asiduidades es hablar de alteraciones, de los errores y las meteduras de pata. Dos y hasta tres veces en la misma piedra.
Si lo extrapolamos a un plano, una piedra es igual a un punto, dos ya marcan una línea y por tanto una dirección en el espacio, y a partir de tres puntos ya definen un plano. Una asiduidad. Y todo lo que se salga de este plano, es lo que terminamos llamando erróneamente error.
Una relación es asiduidad. Si cambio esa asiduidad estoy cambiando la relación. Mejor aún, si cuido mucho mi asiduidad estoy cuidando nuestra relación.
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