jueves, 30 de octubre de 2014

Sin caja de cambios

Jueves, 7,45h puto atasco, cada día lo mismo. Si todo fuera tan sencillo como cambiar la marcha del coche, poner la marcha atrás en este vehículo que es la vida  y desandar hasta el inicio del problema, justamente al mismo punto que me llevó al error de meterme en ese puto atasco del que ahora reniego, si fuera viable volver al principio del recorrido y tomar otro camino mejor, si todo fuera tan fácil como eso, meter la marcha atrás ante cualquier dificultad y cambiar de ruta, si todo fuera tan fácil, como digo, os aseguro que ningún psicólogo llegaría a fin de mes. Pero para bien o para mal las cosas no son así, la vida es un vehículo, hasta ahí todos de acuerdo, pero un vehículo sin caja de cambios que solamente nos deja acelerar, frenar, girar y poco más. No busquéis la marcha atrás y enfrentaros al puto atasco, a los socavones o a lo que sea. Ese es mi consejo. 
Porque de qué sirve quejarse, arrepentirse o fustigarse.
Flagelarse es de fanáticos, de enfermos, es cosa de otros. El dolor no vale. El dolor simplemente duele -otra cosa es que os guste el dolor. Ahí ya no entro. Allá cada uno-.
Así que si la cagáis y os metéis de lleno en un vía repleta de baches, echadle cojones u ovarios según toque: reconoce el error y aprende de ello. Nada más.

Pero si al día siguiente me vuelves a llamar para decirme que has vuelto a meterte en el mismo camino tortuoso y lleno de agujeros emocionales, entonces si tendré que llamarte gilipollas. Como yo.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Olvidarme de mí

A veces es difícil ser feliz. Es complicado esquivarse a uno mismo y no volver a caer en mis propios fantasmas y demonios, o evitar asfixiarme en la monotonía de mi propia voz. Escucharse uno mismo a veces cansa, o no te entiendes, o si pero demasiado intentando evitar asumir las evidencias, ya sabes, cuando la razón, -o la realidad-, lucha a muerte contra la intuición. Y cuando quieres, no puedes; y cuando puedes, no quieres querer, porque mi ángel de la guarda se disfraza de diablo y viceversa, y la lían. Menos mal que aprendí al menos a disimularlo bastante bien.
Y a pesar de todos mis conflictos, a pesar de esa campana que me aísla, que a menudo me abstrae y me ensimisma del mundo, si subo a un ascensor y la acompañante comienza a hablarme del tiempo, me acoplo con soltura y agradezco obviar, por un instante, mis conflictos y me vuelco en lo banal.

Y en momentos como ese es cuando pienso: qué cómodo sería simplificar mis  reflexiones, apartar esos demonios y simplemente vivir el aquí y ahora, disfrutar del sol que me broncea y me mata, de los pequeños detalles, respirar, amar sin condiciones, y sobre todo no escucharme ni escucharte. 
Asumir lo que soy. 
Olvidarme de mí.

martes, 28 de octubre de 2014

Volviendo atras....

Bueno, pues ya estamos otra vez aquí, Hacía mas de dos años que no me pasabasupongo que no he aprendido mucho de mi anterior experiencia tóxica, de a hí que nos volvamos a encontrar, tu mi blog y yo.
En todo este tiempo han pasado muchas cosas, unas buenas y otras no tanto. 

Yo creía haber aprendido a gestionar ciertas emociones y situaciones, pero esta visto que no debí progresar adecuadamente en esta asignatura y me quedó para recuperar en Septiembre.
Como dice el refrán, a quien hierro mata a hierro muere, por suerte esta máxima no se cumplió del todo y solo recibí unos golpes y magulladuras en mi otro yo, por lo que tuve que pasar una leve agonía lo mas rápido y mejor posible, porque en definitiva estas cosas pasan por que uno se lo busca. 

Después de tanto tiempo me apetece volver a este mi rincón y rescatarlo del ostracismo cibernético por petición popular -ejem- y en agradecimiento a que aquí fue, en los entresijos de sus letras, donde germinó esto a lo que no me atrevo a poner nombre.

Reconozco que no soy muy constante en mis aficiones y mucho menos en esto de escribir, sorry, pero todo está relacionado con las necesidades personales y las mías continúan sufriendo cambios importantes. 

Sea como fuere aquí me tenéis, sigo vivo.