lunes, 31 de enero de 2011

Esfumarse, evaporarse o desvanecerse

Andaba pensando yo…pensaba…

Justo antes de que…

Antes, de que el tiempo volviera a darle al modo off o pause…que pá el caso es lo mismo…

Pero esta vez no ha sido el modo pause, ha sido un boquete, un agujero desde el que se ve todo difuso. Yo difuso, la vida difusa…

pero no, no es de eso de lo que quería hablar

rumiaba yo, a dónde va la amistad perdida, cavilaba que puesto que no puede esfumarse, evaporarse o desvanecerse y puesto que, muchas veces, no le damos otra opción que huir, entonces esa pobre amistad, con todos sus fragmentos y matices, olores y colores desde rojos y amarillos pasando por naranjas y también celestes azules, todos… se oculta en las cosas…

En esos objetos, regalos que guardas dentro de una cajita o del bolso, o en aquellas hojas plastificadas en las que te ponían un te quiero…
y están ahí proyectando cariño, afecto, pasión, ternura, simpatía…amistad…

muchas veces estamos tan ciegos que no vemos nada…

Al abrir un cajón, ahí están sus regalos, los tocas despacito como si estuvieran hechos de algo frágil y quebradizo, como si fueran materia que estuviera a punto de disiparse en lugar de plástico, cristal y metacrilato, papel y tinta…

…tus gafas, que empañamos muchas veces, tus gafas que se te escurren de tu nariz…
por eso supongo, no quieres que te crezca el flequillo, por miedo que con él crezca el olvido.

(También puedes probar cambiando la palabra amistad por amor)

jueves, 27 de enero de 2011

Puestos a soñar....

… volvía a casa pensando en el futuro, genéricamente considerado, claro, y caí en la tentación de las urgencias o prisas, porque a veces me entran unas ganas irresistibles de saber cómo concluirá todo, qué haré, qué ocurrirá...

¿Cómo te gustaría imaginar tu vida dentro de cinco o diez años? ¿Cómo será una tarde de sábado pasado tanto tiempo? A mí todo lo que se me ocurre es tan cursi que el mero hecho de pensarlo me hace reír.

Ya sé, ya sé que corro el riesgo de lograr ser bastante cursi y hasta puede que un poco empalagoso, me tengo que calmar de vez en cuando porque si no este blog terminaría edulcorado en exceso y no creo que precisamente eso sea una buena perspectiva. Pero por ganas, ni os imagináis todo lo que escribiría...
Yo como que ya desisto en mis tentativas de controlarla, no puedo.
Pero por suerte, pocas veces me decepciona, ya que últimamente suele sorprenderme.

Empiezo a saturarme de terminar siempre igual, de topar siempre referencias al mismo tema, de darme cuenta que por mucho que lo intente me aparece una y otra vez. Supongo que son señales para apartarme de ahí, pero juer, tampoco es necesario que se revelen con tanta frecuencia. Me desmotivo completamente, tal vez por sensiblero, inseguro o todo a la vez. Por eso me voy a tomar… el aire un rato, porque al final eso siempre es lo mejor.

martes, 25 de enero de 2011

De el diario de Anais VII

"Dicen que cuando empiezas a tener cierta edad, te vuelves transparente...
Que nos tornamos translúcidos en un mundo opaco en el que solo cabe el ímpetu y la urgencia de los años jóvenes.

Dentro de poco llegare a los 20 años que hice 20 años y no sé si es que me estaré volviendo invisible, puede que sí, que eso sea lo más probable. Pero hasta ahora nunca me había sentido mejor, no recuerdo disfrutar tanto de cada instante, como lo hago ahora.... Estoy convencida que soy una persona que ama y que suelo dar sin pedir nunca nada a cambio. Soy consciente de que no tengo que dar ni hacer nada que no me haga sentir bien, puedo permitirme el lujo de ser normal, de tener grandes debilidades, de tener muchos pequeños defectos, de equivocarme y de hacer algunas cosas a veces más que incorrectas, inadecuadas...y a pesar de todo me siento muy bien y me siento querida por las personas que me valoran tal y como soy y sobre todo, por como soy. Sin embargo algunas veces reconozco que soy un poco-bastante maniática, entrometida, chillona y muy, muy testaruda. Ahora apunto de cambiar de numero, ya no persigo a aquella mujer, a la que fui, sencillamente sonrío a la que ahora soy, me complace todo lo que he vivido, haya sido bueno, malo o regular y asumo mis muuuchos errores.
Ahora sé que no es la brisa la que extiende sus brazos, que soy yo, cuando ando por la arena de la playa y que solo yo puedo sentirla....que como dice el titulo de la película, la vida es bella, y porque últimamente la he visto alejarse de algunos seres cercanos, hay que vivirla con sus mas y sus menos, con sus alegrías y sus tristezas y dejarla caminar libremente y reconocer lo que nos quiera dar.
Yo no soy invisible, soy...tú."


miércoles, 19 de enero de 2011

La vida no para y si paras te empuja

y resulta que todos los días tenemos que sonreír
y resulta que todos los días tenemos gente que se merece ser alegrada, acariciada, besada…
gente grande, pequeñita o mediana que te pide o reclama unas palabras, besos, sonrisas, que nos da las gracias o que nos hace darlas…

y en ese momento te salvas, me salvo, me salvan y les salvo
formando parte de una cadena intangible de la que no somos conscientes

últimamente estoy muy liado, aparentando ser mayor (simulando mucho y muy bien) pero sin embargo (sshhhh) cada vez estoy más pequeño, y me crece la curiosidad, la magia y unos planes ilógicos por absurdos y disparatados
y lo peor de ser tan pequeño y de llevar el disfraz de mayor es que a veces se te cae el caparazón…
y lloras y te quejas como Calimero, lloras hasta que te quedas sin agua, se te resecan las mejillas de la sal y después………nada, ya está.

sssh ya está, ya está….

empezara Enero y seguirá Febrero….
empezara un lunes y seguirá un martes,
la alegría automática, mecánica
pero la que es inesperada, esa, siempre es la mejor.

lunes, 17 de enero de 2011

Lo que escondemos.

El cruce de sus de piernas capto mi atención más que el icónico descruce de Sharon Stone en Instinto Básico. Fue un cruce sin finalidad alguna: El revés de una rodilla acoplándose con la rodilla opuesta, sus muslos unidos y envueltos en ese finísimo papel de regalo que son los leggins y su secreto a seguro recaudo bajo el lienzo de su falda, de su mínima falda hecha con el final de su chaqueta de punto. No pretendía seducir y mucho menos ser seducida. Tan solo era otro trayecto más para ella, del trabajo a casa, de una boca, de Metro, a otra. Quizás por eso, me cautivó tanto ese cruce de piernas: Es en los movimientos cotidianos donde encontramos la hermosura de los cuerpos, en sus gestos naturales del que no se siente observado.

Y luego sus botas, altas hasta las rodillas. Eso es el erotismo: Lo que escondemos.

El deseo es aspirar a ver lo que escondemos, contrastarlo con la imagen virtual que en esos momentos tenemos de ese cuerpo desnudo. Tras esto, puedes llamarme, no sé, en tu caso como te llamarías. Si no hay nada, no hay amor, ni propósito por conocer de ella nada, nada más allá de su cuerpo desnudo. Únicamente fue y será simple curiosidad. Curiosidad intensa, frustrante y sin embargo ahogada por nuestra compostura, por el sentido que tenemos del decoro todos los cerebralmente sanos.

Así que contigo puedo viajar tranquilo. En lo que dure el recorrido nadie tratara de saciar las incógnitas que ahora y sin querer, has estimulado. Incertidumbre referente a la exacta redondez de sus pechos, o la amplitud de sus pezones, la tensión de su vientre, o su humedad relativa. Un tatuaje inesperado o un piercing oculto que pueda hacer saltar las alarmas de cualquier oficina bancaria.

Y se acabará el trayecto y nada más bajarnos me olvidaré de ella, que no de su cuerpo, o de lo que sería sin las ataduras de su ropa. Una ropa que, de ser otra, menos insinuante, de invitar menos a la ilusión, habría logrado convertirse en otra usuaria más de mi trayecto.

viernes, 14 de enero de 2011

Renovándome.

Estos días quiero renovar mi modesta biblioteca, y como sólo me quedan dos libros por leer, agradecería cualquier sugerencia o recomendación al respecto, agradeceré que no sea teatro, poesía o biografías. Si alguien tiene algo que recomendar, será bien recibido...

Ahora estoy acabando "Riña de gatos" de E. Mendoza, y acabo de empezar "La joven de las naranjas" de Jostein Gaarder.

Graaacias….

jueves, 13 de enero de 2011

Amiga, fiel, confidente.

Mi hermana Cati tendría nueve años, era una niña delgaducha, menudita, de pelo castaño y ojos de un azul intenso. Su mirada expresiva y la sonrisa que ponía siempre su cara, eran el fiel reflejo de su inocencia y de la ternura que aún guardaba. Hacía poco que sus amigas le habían descubierto ese gran secreto de la Navidad, y mientras subía las escaleras recordaba con coraje aquel momento en el que serenamente contuvo las lágrimas…

- ¿Mamá, verdad que para mí también hay?- musitó a mi madre en un intento por que su hermano pequeño, mi hermano, no escuchase la conversación.
- Claro, que si mi cielo.
Enmudeció y siguió subiendo.
Mi padre se adelantó a todos, y como todos los años hacía, abrió con sumo cuidado la puerta de la habitación.
- Pssss!- dijo- pues parece que sí, que han venido…
- ¡¡¡Bieeeeeeeen!!! – Todos los pequeños salieron corriendo para descubrir qué les habían traído los Reyes Magos aquella noche mágica. Cati también corrió.

Recuerdo cuando sus manos cogieron el regalo envuelto en papel en el que su nombre se dibujaba, se sorprendió. Envolvía un raro objeto, casi más grande que ella. Lo miraba y remiraba, así una y otra vez. Desenvuelto, sus dedos parecían calcinarse al llegar a la cremallera que le ayudaría a desvestirlo. Temblando se armó de valor y con miedo a que se cayera al suelo y se rompiera, consiguió desenvolver su regalo... Estaba hecho de madera, la madera más bella que había visto nunca en su vida... Enseguida supo que aquello no era un regalo cualquiera, ¡¡¡era un tesoro!!! Aquel cuerpo estaba vestido con primor para la ocasión; con seis tiras engalanando su largo cuello… Era simplemente precioso. Pero justo esa misma preciosidad era un gran inconveniente al acariciarlo. Cuando lo rozaba él gemía. A penas lo acariciaba, y aquello se quejaba. Al poco, mi madre apuntó a los dos a terapia intensiva de convivencia, pero ni así consiguió que uno y otro deseasen descubrir los secretos del otro. Y como suele ocurrir acabaron odiándose… Ella aún no tenía heridas en el corazón, en su vocabulario aún no existían palabras como sutileza, y él se sentía golpeado con cada arañazo que niña y corazón le asestaban.

Fueron pasando los años y el objeto quedó postergado a un rincón, castigado de cara a la pared. Cati, durante ese tiempo rara vez se preocupó de retomar esa posible amistad… Ahora tenía otra gente en quien pensar… Hasta que justamente esa misma gente decidió robarle los pensamientos y los sentimientos y no darle otros a cambio… Cati lloró y lloró desconsolada. Se convirtió en otra de las innumerables adolescentes incomprendidas de este mundo. Por mucha práctica que tuviese, a Cupido se le continuaba acumulando el trabajo. Cati se refugiaba en su almohada, pero ésta era un cuerpo totalmente inerte, participaba en sus sueños de una forma completamente pasiva, se limitaba a dormir y bostezar ante las dudas de Cati.

Uno de aquellos días en los que sus lágrimas formaban una tempestad en su habitación, Cati escuchó un pequeño murmullo que provenía del fondo de su habitación. Se acercó al objeto negro, y en un arrebato de pasión, lo desnudó sin recordar lo que años atrás había ocurrido. Al cabo de un breve instante se abrazó a él, y cuidadosamente le colocó una de las tiras que aún conservaba de aquellos días, de las lejanas Navidades. Él objeto dejó escapar un leve suspiro. Ella colocó otra tira y él suspiró de nuevo. Así con las seis tiras, y con cada una, él respondía ampliando la energía de sus suspiros. Lo limpió con un paño limpio y lo acarició con delicadeza. Se presentaron, y él le sugirió que lo podía llamar guitarra o si quería podía ponerle cualquier otro nombre. Había oído que los humanos entre amigos hacían eso, se cambiaban los nombres…

Y a pesar de las muchas discusiones que siguen teniendo, eso fue el principio de una gran amistad que cada día que pasa se fortalece más. Algunas veces, Cati se olvida del significado de sutileza, y la aporrea, arrepintiéndose instantes después…Pero a pesar de todo se aman, y cuando Cati tiene un secretillo; del corazón, del alma, o sencillamente de lo que queda grabado en su retina, a quien acude primero a contárselo siempre es a ella, a su gran y mejor amiga, a su fiel confidente, su guitarra.

martes, 11 de enero de 2011

De el diario de Anais VI

"Cuando nuestro mundo real se nos cae como de golpe

Es entonces cuando sé cerrar los ojos, lo aprendí sola, cuando yo era pequeñita, más que nadie y jugaba a esconderme detrás de las cortinas.

Aprovechaba para construir castillos, fosos y torreones con dragones y veía ángeles…. Era grande y pequeña, era sabia e ingenua, la que todo lo sabía y todo lo conocía y sin ninguna duda podía volar.

Ahora sigo teniendo ese poder, formo telarañas con las letras que me hacen de cuna y me balanceo despacito, despacito….
mi cuerpo colgando en esta ficción en la que todo y nada es posible, donde no existe miedo alguno.

Anais la grande, la sabia, ha crecido, ya no soy tan pequeña como para ocultarme en un armario, ahora mi telaraña es más débil y cualquiera la puede traspasar, el murmullo de un teléfono o un comentario sobre cualquier cosa, cierto es que ahora es un poco más difícil pero a la vez ahora también tengo otro nuevo superpoder … ahora soy capaz de reconvertir mi mundo, de preguntarme cómo de complicado es…. y contestarme que quizás puede que nada, o quizás poquísimo.

Que es absurda la palabra imposible y que mis mitos ya no están repletos de princesas y dragones.

Por eso Anais se turba y altera, aprieta los dedos mientras sigo trenzando letras que me protegen del mundo gris, aunque este mundo esté gris yo escribiré con tinta roja, seré roja….

Suprimiré la y que separa ficción y realidad, como un juego de espejos, de los imposibles posibles…

Lo necesito para vivir enamorada, porque es de la única manera que me gusta vivir."


martes, 4 de enero de 2011

Tampoco ha sido tan malo

Ahora que ya estamos en otro año me doy cuenta que hay años que pasan con más pena que gloria. Otros, los años, se incrustan a fuego en la parte interna de tu cráneo. Igual que todos estos últimos años, justo en estas fechas me da por sacarme hueso a hueso y ver qué hay tatuado dentro de cada uno.

Este año ha sido duro. Muy duro. Pero el anterior lo fue más, tanto como el esqueleto que nuestra piel rodea. Por suerte, en este, el año, no he tenido que aguantar noches de insomnio, (algún sobresalto si) madrugones injustificados, ni comidas en tupper, pero por el contrario he perdido …amigos?, amigas?, conocidos quizá.

Una explosión termonuclear ocurrió cerca de mí a mi vuelta de Lisboa. A veces, pero solo a veces aún escuece, y mucho, más en estos días en los que el frío arrecia y se nota más. No me refiero al frío de la calle, es el otro, que es más gélido. Ayuda a endurecerse, pero tengo la sensación que hemos crecido y nuestros escudos no...por lo menos el mío, no. Y puede que por eso tengamos las esquinas de nuestros cuerpos un poco doloridas. De eso me doy cuenta cuándo me tengo que contener y no me gusta nada de nada.

Últimamente lo sigo haciendo porque me da miedo, miedo de dar mi opinión, aun así cuando me la piden, la doy. Yo también he aprendido a lanzar bombas termonucleares. Por primera vez en mucho tiempo tengo ilusión por celebrar algo. Será porque este año 2011 parece que puede ser un poco más duro aún que el anterior. Y me pregunto si podremos aguantar alguna que otra bomba como la de este año.

Este año, yo, escojo quedarme con todo. Con lo bueno y con lo malo.

Que no, que paso de todo lo que huele a artificial, repetido, aceptado, fácil y cómodo. Quiero lo bueno y lo que no lo es, lo que parece ser que es una cosa y luego resulta que es otra, porque la vida es así.

Y esta, la vida, tal y como es, ya me gusta.

Porque, y digo yo, que al fin y al cabo, el 2010 tampoco ha sido tan malo, ¿no?