viernes, 30 de abril de 2010

¿Que estoy haciendo?

Recuerdo perfectamente haber escrito esas mismas palabras en un sms hace ya tiempo, con aquélla sensación de que esa situación a mí me venía grande. Que se me escapaba igual que se escapa el agua entre los dedos, y que por mucho que intentara juntar mis manos formando un cuenco, siempre acaba por desaparecer.

Recuerdo que al volver a casa, me tumbé en la cama sin siquiera quitarme el abrigo y aún manteniendo el teléfono en la mano, y que lloré mientras miraba esas letras escritas con desesperación. Lloré porque el quererla tanto me hacía daño, lloré cuando pensaba en todo lo que arrastraba alrededor, lloré porque sabía que me sobrepasaban esos momentos complicados y que cada vez que la besaba los veía, lloré porque tocaba, soy de llorar con casi todo...

Hoy me vuelvo a tumbar en mi cama, y esos recuerdos vuelven a mí, como hace ya muuuchos días. Permanezco tumbado mirando al techo, pretendiendo asumir que la felicidad completa no es más que utopía y que siempre habrá algo que nos atará al suelo cuando lo que realmente queremos es volar.

Entonces me vuelvo a preguntar lo que me preguntaba aquel día mientras lloraba y veía como se marchaba tras despreciarme en plena calle y mientras sentía que un puño me cerraba el corazón... ¿Que estoy haciendo?....Hoy se que estaba haciendo.

Es cierto que no volamos y estamos atados al suelo......pero mis alas te tapaban cuando llovía y cuando hacía frio en tu alma, siempre. Pero hoy lo que estamos haciendo es OLVIDARNOS y lo seguiremos haciendo mañana, y al otro....Ahora solo pienso en volar sin ella.

jueves, 29 de abril de 2010

Ella, Él, Ellos...

El a veces se obliga a comer algo.
El se obliga siempre a levantarse al sonar el despertador, a pesar del sueño que tiene.
Pero el ya no puede obligarse a sentir lo que ya no siente. No puede.
Y mucho más le cuesta el recuperarse a sus miradas de reproche.

Ella tampoco puede obligarse a dejar de sentir lo que siente.
Ni a mirarlo con ternura cuando el sonríe.
Tampoco puede evitar que sus ojos expresen la tristeza por lo que no puede ser.

Los dos son egoístas porque no se dejan, ninguno quiere aflojar la cuerda que les une.
El porque simplemente lo pasa bien, porque aun a pesar de no estar ya enamorado, le tiene demasiado cariño.
Ella porque aloja la esperanza de que él un día cambie de sentir.

Los dos son más que conscientes de que se están haciendo daño.

El contacto con los amigos comunes siempre les hace reencontrarse. Los dos están convencidos de que esta vez ya lo han superado. Y con una mirada basta para saber que no es así.

Se dejan llevar. Porque hay algo que les empuja a ello, porque no pueden, no quieren o no saben lidiar contra esas ganas que les consumen. Siempre terminan en la cama. Se citan entre las sábanas, mudos testigos de sus deseos. Tienen ese sexo aséptico, casi sin pasión, sin obsesión que tanto han odiado siempre. Emplean sus cuerpos solo como meros instrumentos de placer.

Posturas, jadeos y orgasmos yacen después sobre las sabanas. Agotados. Satisfechos. Con la sangre aún alborotada.

Ella lo observa desnudo cuando retorna del baño. Aun con poca luz reconoce cada uno de sus recovecos, sus lunares, sus gestos. El corazón le escuece, la lengua le quema con el par de palabras que sabe no debería pensar y menos decir.

El vuelve del baño, mira la piel de ella, que tantas veces ha recorrido, los pliegues de los que tantos gemidos ha extirpado. Mira su rostro y entrevé lo que piensa. Evita su mirada.

Se acuestan, se acarician obedientemente. Se cruzan sus miradas y otra vez está ahí esa mirada de ella. Mirada que dice pero sin decir, por que reprocha lo que ya no puede cambiar, que hace que él se sienta un hijo de puta.
Él no dice nada, en su cara se puede ver el desencanto, la impotencia de no saber cómo cambiarlo, el tormento de ver siempre repetido el entorno que intentan evitar.

¿Por qué a veces todo tiene que ser tan difícil?. Tanto que duele hasta narrarlo en primera persona.

miércoles, 28 de abril de 2010

Ha vuelto a pasarme.

Ha vuelto a pasarme.

El viernes pasado hablé en el tren con una mujer que, desde la primera frase, encajamos a la perfección.

Resultó una de esas conversaciones insignificantes sin base pero con forma: En los matices intuí que ambos teníamos el mismo sentido del humor, la misma visión del universo, las mismas ansiedades y casi los mismos deseos. Durante aquellos treinta minutos largos de trayecto fuimos como dos genuinas gotas de agua verbales, el efecto de espejo, uno del otro, una partida en tablas.

Resulto un flechazo inocentemente humano; ni siquiera recuerdo su físico, o su edad, si su condición de mujer. Esta vez no. En ella no vi sensualidad ni belleza, sino únicamente feeling.

Cuando llegamos a su destino, al despedirse, no pude evitar sentir la tristeza del viajero interrumptus. Me bloqueé, reconozco que fui lento de reflejos y dejé que se marchara sin saber retenerla, o alargar aquel trayecto con un café, o con mi/su número de teléfono escrito en el anverso de una mano, que no llegaron a rozarse.

Quién sabe, a lo mejor no lo hice por miedo a que lo interpretara como una insinuación por parte mía, que pensara que quería ligar sin más. No era eso. Únicamente quería continuar hablando con ella.

¿Cómo podía hacerlo sin que pensara en una doble interpretación?

Total que perdí mi oportunidad de prolongar ese feeling.

Pues eso, he perdido a otra de esas personas que se cruzan solamente una vez cada mucho.

Y no hace falta que tú me lo digas: Sí, ya lo sé.

Soy un gilipollas.

lunes, 26 de abril de 2010

El banco del parque.

Ayer, cuando volvía a casa, me paré frente a un banco del parque, se encuentra cerca del instituto donde estudiaba de jovencito.

Está entre unos árboles que de viejos parecen más bajos. Es el banco ideal para besar cuando tienes a alguien para besar.

Lo siento, pero no lo pude evitar y me senté en él. Inconscientemente pensé en cuantas veces se pude sentir ser la reina de este trono.

En esos momentos, cuando los besos son ávidos y torpes. Cuando los dedos son tímidos pero descarados. Y no pude evitar sentirme triste.

De esas angustias que te oprimen el pecho que están mezcladas con un poco de melancolía, que le daba un sabor de vodka amarga.

En todos los besos que en su día se dieron y que no se vuelven a dar. Y lo peor, de esos que nunca llegaron a salir de los labios, tan solo de la imaginación.

Recuerdo cuando imaginaba (soñaba) que era yo el que me sentaba y besaba.

miércoles, 21 de abril de 2010

Galleta de la no-fortuna

Este fin de semana estuve en un restaurante chino. Con más apetito que hambre, al terminar el postre, pedimos unas galletas de la fortuna, para cada uno la suya, claro.

Después que todos hallasen su fortuna en esos mensajes misteriosos, le metí un bocado a mi suerte, pero al mirar en su interior para leer el papelito con las “verdades” sobre mi futuro, me tropecé con una sorpresa: la galleta estaba vacía.

Tras superar la decepción inicial y admitir que me sentía estafado, lo primero que pensé fue pedir otra, pero me puse a mirar con detenimiento la galleta vacía y, para desconcierto de propios y extraños, sonreí.

Terminé de comerme la "galleta de la no-fortuna" cavilando que el mensaje que traía la mía, era el mejor de todos: si la galleta estaba vacía debe ser porque es mí obligación construirme mi propio destino.

Porque el destino no está en un papelito, el destino es lo que hacemos, lo que queremos, lo que uno imagina.

Ése debe ser mi futuro.

lunes, 19 de abril de 2010

Realidad devastadora

Los estragos de este interminable invierno ... la falta del sol. Tantos cambios. Demasiado se mueve esta cuerda floja que nos mantiene en constante equilibrio. Funámbulista sin red, diablos sin alas, ángeles sin cuernos ...

Caidas. Dolencias. Sufrimientos innecesarios. Mirando otros blogs, me encuentro con este dibujo de una entrada que ya tiene algún tiempo. Ella tumbada sobre la mesa le da totalmente igual lo que está haciendo.

Devastador el recuerdo de hacerte el amor y sentir lo mismo (supongo) que se debe sentir con una muñeca hinchable.

Nada.

Hasta el orgasmo está vacío de todo placer.

Vacío.

Aire sin contenido.

Foto exageradamente...analizada

Pues eso, creo que he salido exageradamente delgado, exageradamente risueño, exageradamente mirando a sabediosande y exageradamente con el cuello de la camisa peleao con el jersey ...

pero bueno....en el fondo...es que yo soy así!!!!

(y me aguanto)

dice la homenajeada, que en principio es imparcial (y corta de vista), que he salido bien, que son el resto las que han salido casi todas fatal (creo que no, a mí me parece que han salido como son, amos, que es lo que hay (y lo que no hay), wapisimas)

la homenajeada tiene razón... y como es la homenajeada, la tiene y hay que dársela...

no he salido, gracias a dios, con pinta señor mayor...

he salido con pinta de "el pagafantas del grupo" (pero vamos, es que yo soy así y me aguanto)

momento transcendental y de autoafirmación porque-yo-lo-valgo OFF.

pd.: llevo tiempo intentando escribir algún post sobre "……" pero me parece que es pronto, demasiado pronto, y ahora no me apetece escribir, ni pensar, ni nada, no sabría qué, ni qué, ni que nada... ya-ves-tú... esperar y ver sin más... ya se encargara el universo (o no)

pd2.: mi abogado me aconseja que, por motivos de imagen, distorsione los rostros de las acompañantes ya que son mayores de edad y mientras no se demuestre lo contrario, inocentes.

viernes, 16 de abril de 2010

Sólo eso, hablar. (II)

- Me encanta cómo me besa esa chica. Podría estar bien quedar con ella, no?
- Sí, seguramente tiene sus virtudes. Joder, se nota que tú no tienes que escucharla después…
- No seas tan borde, no creo que hablar con ella un rato vaya a resultar un gran sufrimiento.
- Pues sí. Es tonta. Y, lo que jode de las tontas es que siempre creen que son muy listas.
- Pues hazte el dormido. Y, mira, a lo mejor se le ocurre besarme otra vez para despertarte.
- Va a ser que eres una gran egoísta.
- Oye, no te quejes que salimos los dos ganando.
- Sobretodo tú, que no tienes oídos.
- Ni lengua, ni boca. Te he explicado alguna vez como es su cuerpo por dentro?
- Cállate coño!!

;-)

jueves, 15 de abril de 2010

Sólo eso, hablar.

Conversación entre dos asistentes sanitarias mientras toman un café en la cafetería del hospital:

A-.Te puedes creer que algunas tías, solo quieren hablar. Sólo eso, hablar.

B-.Entonces será por eso que se van a la cama contigo, para poder tenerte ese ratito indefensa y así lograr hablarte.

A-.Y claro tú, pensando que solo se trataba de un polvo, vas y caes.

B-.En ese momento es cuando ella aprovecha y te explica miles de cosas que a ti no te interesan.

(Miles de cosas que jamás escucharías si no fuera porque, en mitad de la noche y desnuda no tienes donde ocultarte, si no es solo en el sueño. Y no deseas dormir con ella.)

B-.Bueno, oye siempre te queda la opción de comenzar de nuevo, distraerla diciéndole que te pone a mil, y, como normalmente la habladora suele ser crédula, pues, eso que sales ganando. Otro polvo y el descanso del silencio.

A-.Ostias lo peor, no es cuando te acorrala en la cama, que, quieras que no, el polvo ya te lo has llevado.
Joder lo peor de todo es cuando te llaman nada más que para hablar.

A-.Explícame a ver, entonces, cómo le haces entender, sin perder la posible opción de polvo futurible, que tu supuesta escucha fue únicamente eventual. Y que además te sigue interesando todo lo suyo igual que antes. Que viene a ser nada.

A-.Así que sales del paso como puedes. Intentas llegar a una armonía, a ver... si la escucho media hora... y... digamos... la llamo en un par de semanas, cuando ya se me haya pasado el dolor de cabeza, posiblemente pueda plantearle algo más.

B-.¿Es que cuesta mucho entender que después de un buen polvo solo se quiere dormir abrazada a esa persona que te ha llevado al éxtasis?
¿Es necesario hablar, escuchar vainas que no te interesan, y lo peor, callar durante horas y horas, sólo porque estuvo contigo?

-. …… ………… …….

¡Dios, Cristo Santo y María Santísima!, pensé que sólo los hombres sentíamos eso. No me lo podía creer, dos mujeres hablando como si fueran hombres. Es cierto, algunas de ellas, por experiencia propia o ajena, querida/os lectores, creen que un solo polvo vale la escucha para toda la vida.

jueves, 8 de abril de 2010

He perdido unos sueños.

Ando un poco raro estos días.
No hace lo que se dice buen tiempo, pero el caso es que malo, malo.. pues tampoco. Es un tiempo intermedio e indefinido que me desconcierta completamente.

Por el día me encuentro en una especie de ensoñación prolongada o limbo cósmico que aun no estoy decidiendo si me gusta o no... aunque la verdad es que me relaja.
Por la noche, aunque últimamente (otra vez) no duermo nada bien... por lo menos desconecto de mí mismo porque resulta que llevo un par de días soñando con los sueños de alguna otra persona.

Ya sé que suena raro, porque no tenía ni idea de que uno podía soñar sueños que no son los suyos... pero a las pruebas me remito.

Yo sé cómo sueño yo, sé que sueño yo... pero estos días como que no, estos días no han sido mis sueños, juer, no sé de quién serían, pero los míos no, fijo.

Si alguien ha extraviado un par de días de sueños que por favor me avise.... y si alguien se encuentra por ahí los míos pues también, por favor, sobre todo si salen Charlize Theron o Anne Igartiburu.

He tenido (como siempre) mis dudas en determinados momentos desde que empecé a escribir aquí sobre para quien escribía realmente, si para mí, o para otros.... siempre he dicho que era para mí... pero tenía mis dudas. Garantizado, es para mí, aunque por aquí me parece que ya no pasa casi nadie y yo sigo ahí, insistiendo en explicarme.

No sé si realmente lo que quiero es que mis días en el limbo se eternicen hasta el infinito, lo que sí sé es que quiero que me devuelvan mis sueños.
Por cierto, del Nexpesso ná de ná... en el limbo se ve que no se miran la caja tonta.

miércoles, 7 de abril de 2010

Mientras conduzco

Resulta que tiendo a recordar mientras conduzco. Y como he hecho casi 3.000 km. conduzco, pienso, recuerdo, observo el paisaje y escucho música. Son las pocas cosas que puedo hacer a la vez (mientras conduzco). Para el resto, bueno, puedo hacer o una cosa u otra, pero nunca cinco al mismo tiempo, qué pena, verdad.

Y como ya he dicho, tenía para rato, y te colaste entre mis recuerdos.

“Elenita cumple hoy 15 años, los ha cumplido sentada en la escalera entre los pisos tercero y cuarto. Elenita está…la veo sin ánimos. Debe ser por eso que cuando voy bajando, paso a su lado, me para y me pregunta...

- ¿No te harás un peta de hierba para compartir con tu vecinita preferida...?

La miro, de pie, desde arriba. Juer, hace ná jugábamos a eso de escondernos desde las terrazas mientras la madre tendía la ropa y yo hacía lo contrario y recogía la mía seca de hace un par de días. Recuerdo sus ¡CUUCUU!... y los dos bajábamos las cabezas... luego un ¡ZASSS! y las sacábamos y así varias veces con numerosas risas... La madre movía la cabeza divertida mientras nos veía hacer el tonto a su niñita y a ese amigo de polvos imaginarios en la salita cada sábado o domingo, mientras su marido vilipendia al equipo de futbol contrario en la macro-cutre-televisión del bar El Bodegon.

- Hoy es mi cumple... 15 ya. Sabes, si los otros 15 van a ser iguales, mejor ni me muevo de aquí, y sigo sentada.

- ¿Hoy también te has echao de casa?

- Si.- me responde arrancando con las uñas pequeños trozos de pintura desconchada de la pared.- ¿Conoces a alguien que mate a padres a precio de saldo?...

- En este lado del Atlántico no.- contesto, sentándome a su lado.

Saco los trastos que llevo en el bolsillo y me cojo un chicle sin hierva... y se lo paso...

- Oye, tú que lees mucho, he leído en internet que con mi edad ya me toca follar por primera vez... una estadística de esas... pero en mi clase todos son gilipollas... no lo haría con ninguno ni por un año de suscripción al (no se qué)... También tengo que elegir si ciencias o letras o... elegir si ser guay o gótica... elegir con quien hablar o de quien pasar... la música que me tiene que gustar... elegir si bajo o si subo... elegir a quien tengo que besar... en que trabajar... elegir si tener hijos o no... elegir todo y continuamente...

- Me parece que al final no va a ser mala idea estarse aquí sentada los siguientes 16...

Ahora me mira mis botas, levanta la vista con los ojos demasiado abiertos y murmura...

- CUUCUUUUUUUU...

Entonces me pongo serio y me tapo la cara con las manos... y al poco apartándolas de golpe... digo..

- ZAASSSSSSS...

Y mientras nos mascamos el chicle entre risas, se que le estoy diciendo adiós a Elenita... y hola a Elena.”

martes, 6 de abril de 2010

Catorce estaciones

Mira tú por dónde me propuse no escribir mientras mi estado de ánimo estuviera por debajo de 3 puntos. Supongo que entre otras cosas, porque me canso de leerme siempre con la misma cantinela. Tampoco es tan malo recordar esos días malos, porque entonces los buenos se paladean más y mejor.

Y visto el éxito, como me da la sensación de que puedo pasarme semanas sin soltar palabra, escribo sin casi saber qué escribir, sin ser capaz de exteriorizar(me) ni vaciar esos vacíos ni sacar la procesión que va (y viene) por dentro ni de llorar cuando nadie mira, ni dormir en silencio ni de contar ovejas (descarriadas) ni de soñar con angelitos. Me han salido agujetas no de reírme sino al reírme, creo que he perdido la costumbre y la he cambiado por esa otra costumbre de levantarme como un zombie y comenzar y terminar el día con pequeñas dosis de ansiedad y con una caraculo con orejas que echa patrás.

No tengo tiempo para pensar pero pienso, pienso y pienso y no acaba de llegar ese click, esa luz, ese empujón, ese bajón o subidón que me encamine, que me enseñe, que me diga dónde está el final de este puto laberinto.

No lo consigo, no encuentro esos momentos en los que a solas conmigo me digo todo a la cara, en los que me sincero y me pongo verde y me ayudo, y me mantengo sobre la cuerda floja en plan funambulista que da traspiés pero nunca cae, aun con los ojos cerrados, tratando de obviar el final del recorrido.

Ahora toca vía crucis con sus catorce estaciones, que para eso acabamos de pasar la semana santa, así que me levantaré tantas y tantas veces como me caiga y estaré conmigo, acompañándome, espero que para no perder la fe ni sentir el miedo a quedarme sin alma.