miércoles, 24 de noviembre de 2010

Mi estrella

Esta mañana, medio dormido aún después de una noche loca de esas en las que no paras de soñar y al final no recuerdas casi nada pero te queda ese recuerdo de haber soñado con algo muy concreto, he mirado por el ventanal el cielo todavía oscuro, la he buscado y ahí estaba, y no era la luna, no, es mi estrella.

Tengo muchas cosas, y por tener tengo hasta una estrella y me la imagino de color naranja o roja, y cuando noto que empiezo a sentir nostalgia o tristeza y me siento un poco vacío, miro al cielo.

Me han regalado una estrella.

Fue uno de los mejores regalos que me han hecho en mi vida. Los que me han llegado a conocer bien saben de que hablo, me llegó al alma. Es un regalo precioso que solo alguien muy especial puede regalar.

Si tuviera un diario como el de Anais seguramente lo habría anotado, aunque quien lo hubiera leído le habría costado, por los borrones de tinta mezclada con unas cuantas lagrimas.

Seguramente Anais lo habría narrado así o algo parecido;

“….me ha regalado una estrella, no recuerdo a que constelación pertenece, pero con ella se ha despedido, ni me ha querido dar un beso, se ha montado en su vespa y se ha marchado…..como una estrella fugaz....”

Mañana me marcho lejos, pero esté donde esté mirare al cielo y la buscaré.

Hasta mi vuelta.

lunes, 22 de noviembre de 2010

De el diario de Anais V

"Duele ser pequeña y no es una metáfora es que me he caído de la vespa de Clara.

Y si me he caído es porque se la he vuelto a coger prestada y a montar.
El otro día no me caí nada, bueno un sustillo si me llevé.
Y hoy me he atrevido a salir sola y cuando ya volvía a casa, una farola, un señor mayor y una papelera me han hecho caer.

Lo que más me duele es la vergüenza, siempre duele más la vergüenza que otra cosa, tonta…
ahora estoy un poco coja, y tengo que bajar las escaleras de medio lado como mi abuela.

Todavía Clara no ha visto la rascada en la Vespa, espero que no se enfade mucho conmigo, y a mí se me ha debido desenganchar alguna tuerca por dentro, porque cada vez que me acuerdo… se me humedecen los ojos igual que cuando te quedas de pie a la orilla del mar… esperando a que las olas te hagan cosquillas en los dedos de los pies…

El sábado se marcho para siempre la mujer que me enseñó entre otras cosas a rezar. Era una de las pocas personas que más he querido y creo que más me ha querido. Hacía muchos, muchos años que no rezaba, por eso esta vez sí lo hice.

No me quiero hacer mayor así, de esta manera.
No me quiero olvidar de cómo es, de cómo se te enciende el corazón… y no quiero que tampoco se les olvide a ellos, no quiero que todos nos acostumbremos y que ya no esperemos nada.

A veces no sé de qué color soy…a veces Clara me escarba dentro, y siempre se queda en el azul o en el verde y nunca ha visto mis turquesas, mis purpuras, mis violetas, amarillos y por supuesto no tiene ni idea del rojo y mucho menos del rosa…

El gris me da miedo…"


viernes, 19 de noviembre de 2010

Impulsos....

La otra mañana, al pasar delante del hospital, he sido testigo de un acto de lo más romántico. Dos jóvenes, hombre y mujer, estaban de pie, como medio abrazados, o medio no. Él, algo más alto que ella, descansaba su barbilla en su pelo. Ella, su frente y la sien, contra su pecho. No estaban besándose, ni se estaban sobando, como por otro lado podría haber sido lo más normal. Y sin embargo todos los mirábamos.

Eran ellos, los diferentes. Ya sé que está mal decirlo, pero eran feos. De una fealdad fuera de lo común, una fealdad posiblemente debida a algún problema, físico o incluso psíquico. Ella, además, es bizca. Él, es ciego y no por casualidad. Es ciego, y por eso no sabe y no lo sabrá nunca cómo es ella por fuera. Pero conoce a la persona, de ella sabe que está allí cuando necesita ayuda para subir al bus, que es su mejor amiga, que es la chica que le hace caso y se sienta a su lado.

Ella, por su lado, sabe de él que es seguramente su única alternativa a la soledad. Alguien que la quiere por lo que es y no por cómo es físicamente. Y ella sabe, a diferencia de él, que todos los demás también lo saben, que están juntos porque, o es eso o nada. Él únicamente puede sospecharlo.

He pasado de largo sin detenerme, mientras allí seguía la gente señalando y riendo. Y me he preguntado hasta qué punto de crueldad llegamos los que nos creemos normales.

Por suerte Darwin se equivocaba, cada persona realizamos nuestra propia selección y ésta, por suerte, en todos los casos no se basa en los mismos parámetros. Las personas, al menos algunas, nos movemos por otros impulsos algo más profundos que una mirada bizca para relacionarnos y valorar a los demás.

martes, 16 de noviembre de 2010

Dímelo, anda...

Te dicen, te comentan hasta la saciedad que lo que únicamente vale son los hechos, que son las formas de actuar las que realmente constituyen la esencia de nuestros sentimientos, que ninguna idea o pensamiento será válido si no se lleva a cabo.

¿ por qué?

Pues porque éstas, las ideas, son imperceptibles, intangibles y que lo importante (se supone) es llevarlas a la práctica, para que no sean sólo simple humo, mera niebla que hoy está presente y mañana se esfuma sin dejar ni rastro.

Los hechos suelen modificar la realidad pero las palabras acaban explicándolos, justificándolos, ampliando o reduciendo, adornando o simplificándolos porque un beso inocente igual te puede elevar a las nubes que simplemente termina por callarte la boca.

Las palabras pueden ser, imágenes, sueños, mis sueños, tus sueños, los de un desconocido, por eso me gusta soñar. Las palabras te llevan a mundos lejanos en el espacio, en el tiempo.

Mis palabras, tus palabras, sus palabras producen risas, tristeza, alegría, y lágrimas. Nos hacen viajar, nos hacen dudar.

Pero a mí, o mejor dicho, a mi inseguridad y a mí, también necesitamos de la compañía de las palabras, no sólo es que me demuestren amor, sino que me digan que me quieren.

Dímelo, anda…..

jueves, 11 de noviembre de 2010

De el diario de Anais IV

"Estoy tumbada en mi cama y estoy escribiendo, desde “mi” cama, en “mi” nueva cama ¿se puede llamar “mi” cama, a esta que está en la casa que no es “mi” casa?

Sí, todo depende de la necesidad que se tenga y yo tengo mucha, por eso desde hace poquito esta es mi casa…

He pegado al espejo de la cómoda la foto, tiene una flechita marcada en rojo, y pone en pequeñito “soy yo, vigilandote”

Que ilusión, si, los primeros días siempre hacen ilusión, el primer día del cole, el primer beso (los besos nuevos siempre son el primero) el primer paseo en la vespa.

El primer día de las vacaciones.

uummm… que bien, suena bien.

Hoy ha vuelto a venir Clara con su vespa a buscarme y casi me he puesto a dar saltos de la ilusión, Clara sonreía muy de color clarito como su nombre, sonrisa de chica guapa, me ha dicho;

“Menos mal que no me estabas esperando.”

y ha sonreído, le ha sonreído a mi mochila gris.

Me he tenido que agarrar a su cintura… “no me había agarrado a su cintura nunca”… le he tenido que gritar a través del viento y la he visto sonreír.

Me gusta el viento dándome en la cara..

Me gusta que sea mi amiga,

Me gusta mucho espiar los ojos de otras personas desde el otro lado, desde mis ojos. Ahora me voy a duchar e iré a buscar a Marta, espero que sepa algo más que yo sobre conducir la vespa. Porque si no vamos apañas…

En esta casa huele a lágrimas y caramelos de color lila.

Me gusta"

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Artilugios musicales.

Leyendo el post de ayer, me ha venido a la memoria los artilugios con los que escuchaba música cuando tenía 15, 16, años…. Recuerdo la envidia que me daban mis amigos con hermanos mayores.

Una de las pocas ventajas de tener hermano/as mayores era lo cómodo que te resultaba encontrar aquellas cintas grabadas de música variada, que igual podían tener canciones de grupos cursis, como de canciones románticas de los wateques sesenteros. Así, que uno crece creándose un gusto? musical a base de retales, convirtiendo en “canciones de tu vida” las que en realidad eran las canciones de la vida de sus hermanos.

Recuerdo en particular una cinta negra que no recuerdo bien de donde la saqué, si recuerdo que cuando me confinaba en mi habitación enfadado por lo incomprensible y lo difícil que resultaba ser ese mundo en el que en ese momento me había tocado vivir, la escuchaba en un radiocasete que entonces era la lo mas, la leche amos y que ahora es megaenorme y horteraquetecagas. La primera canción era “…..”, la segunda “……” y mi preferida era la tercera.

Me cercioraba de que la puerta de la habitación estuviera bien cerrada, de que todos estaban atareados en la cocina o mirando la tele y cogía una bola hecha con las laminas de papel de plata, de las que envolvían las tabletas de chocolate que mi madre compraba cada semana. Siempre jugaba con una de aquellas bolas mientras escuchaba esa canción.

Era una pasada, sip.

martes, 9 de noviembre de 2010

Escribir y soñar.

Los cuentos comienzan enlazando un aprieto y terminan resolviéndolo.

Pues eso es mentira.
Una narración, o una canción, cualquier forma de percepción artística, empieza con la necesidad de soñar aventuras o experiencias. Recuerdo que leí, no sé dónde, que esa es la primera ilusión de belleza que padecemos. Luego aparece la forma de lo que deseas, porque necesitas plasmar esa ansia para consumirla y satisfacerla, agotarla y dar tiempo a que renazca.

Uno dice: "Os voy a contar un cuento un poco triste". Y entonces el vello de la piel se estremece, porque es lo que esperamos, precisamente eso, y todos nuestros sentidos se ponen en alerta, esperando que la historia triste sea por lo menos igual de triste que nuestra ilusión, y esperamos reconocer todas y cada una de las palabra, de cada insinuación o sugerencia.

Con las canciones pasa exactamente lo mismo:

Comienza con un ritmo, repetitivo, machacón, todo nos dice que ésa canción es la canción y que con cada acorde, con cada nota de la melodía se está buscando nuestra felicidad.

Suena una canción donde sea. Una sola. A veces, solo recordamos no más de una frase. Pero instantáneamente sabemos que tenemos que escuchar ese disco si o si. Reconocemos que justamente ahí encontraremos ese elixir que nos hará curar la nostalgia, aunque sea acentuándola.

Es igual que el amor. Nos atrapa de la misma forma, y de la misma forma nos abandona.

Yo estuve enamorado muy seriamente de Christina Rosenvinge. Pero ahora todo ha terminado. Nunca olvidaré todos los momentos que compartimos, ayudados por diferentes tipos de aparatos reproductores de música que nos hicieron de meublé para consumar nuestro adulterio musical.

jueves, 4 de noviembre de 2010

that’s life…..

Mirando atrás me doy cuenta de que en la vida hay situaciones tan lejanas que en la distancia se tiñen de fantasía o irrealidad. Cuando lo pienso (cada vez menos) me parece mentira haber sido yo uno de los protagonistas de aquellos momentos, de aquellos días lejanos de los que no hay mas constancia que la dada por una memoria, mi memoria , que a veces se pierde entre tantos y tantas emociones, pasiones, detalles, sentimientos y ausencia de serenidad. Y no puedo dejar de pensar que posiblemente, quizás aquel no era yo, ni siquiera aquella eras tú. O quien sabe, todo lo contrario, tal vez puede que sí.

Seguramente por eso me resulta curioso que la que es mi mejor pareja de baile no sea precisamente la que mejor baile. Ni punto de comparación, vamos, nada que ver.

¿Entonces, cuál es el problema? Que me cansé, invariablemente siempre era más de lo mismo. Digamos que llegó el momento en que me aburrió, porque al final siempre es igual. Y no es que yo esté buscando emociones fuertes, no, no es así, no me interesan las grandes hazañas bélicas. Pero los traspiés me saturan, por eso escapo y de paso me alejo.

Mirando atrás me doy cuenta de lo cambiados que nos vemos, será por eso que nos extraña ver todo lo que hicimos y como lo hicimos….pero….that’s life…