martes, 22 de noviembre de 2011

Me siento lesbiano.

Supongo que yo, al igual que otros muchos hombres también ando buscando la igualdad, pero solo por mis adentros (para que no se note por fuera). Tus mismos gestos, tú misma sensibilidad. El cruzar de piernas tal y como tú lo haces, o lloriquear tus mismas canciones simplonas. Mis instantes Bridget Jones, mi blog secreto. Mi pintalabios de cacao para los labios, mis neuras y mis suspiros.

Que subas a mi coche y conversemos de tú a tú sin ser yo gay ni tú lesbiana. Follar y después de tu cigarro, si fumas, jugar los dos a colorearnos la cara o vestirnos tú de mí y yo de tú con dos cojones. Soñar de 11 a 8 con mi cabeza apoyada en tu pecho para sentirme mimado y de las 8 en adelante en posición viceversa. Cuidarnos en turnos. Combatir tú con el banco mientras yo espero en casa limpiándole el polvo a tus discos de Springsteen. Darle la vuelta a todo sin confundir nuestra disposición genital.

¿Por qué los hombres no podemos ser sensibles sin perder nuestra compostura?

¿Por qué los hombres, siempre, me hablan de mujeres que no son las suyas?

¿Por qué las mujeres, casi siempre, me hablan del tiempo?

Indefectiblemente en ambos casos, me siento lesbiano.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Dios no lo quiera

¿Qué motivos puedo tener para levantarme cada mañana? Uno sólo: La incertidumbre. ¿si no qué? Todo lo contrario de lo que divulgan los católicos, protestantes, musulmanes, baptistas, testigos de Jehová y demás fanáticos de lo lúgubre, no creo que esta vida deba ser el medio para ganarse tu propio terreno en el edén de los zombies, sino que es un fin en sí mismo. Umm, dicho de manera coloquial, los que ni se emborrachan, ni follan, ni blasfeman (con lo wai que es…….y blasfemar, cagoensamblas), ni desean a la mujer del vecino, ni al amigo veinte-añero del hijo, ni comen carne, porque todo eso les quitaría puntos en su carnet inmaterial, viven y vivirán eternamente reprimidos y de préstamo. ¿Yo? elijo seguir mi instinto animal y vegetal al cincuenta por ciento, viviendo solo a saldo, sin saber qué pasará, sin echarle la culpa a ningún semidiós inventado o adornado o espiritualizado siglos atrás.

Y si por esos casuales de esta vida, (Dios no lo quiera) mañana me atropella el farruquito de turno o me hostio con mi coche y termino comatoso, no quisiera yo que nadie le pida a ninguno de los dioses existentes mi rápida recuperación (juer, que se lo pidan a los médicos). Peeroo si al final (Dios no lo quiera) estiro la pata, tampoco quiero que nadie diga que “se ha marchado porque dios lo ha querido, voy a denunciar al hospital por negligencia”.

Y si acabo terminal y sufriendo, (Dios no lo quiera), por dios, sédenme. Moriré exactamente igual, pero eso sí, sin dolor.

Todas las religiones fanáticas son peligrosas. Coartan. Frustran. Satanizan ese maravilloso presente de dios que es el orgasmo y el jamón ibérico y la tentación en sus infinitas y variadas manifestaciones. Anulan el libre pensamiento.

I said….

martes, 8 de noviembre de 2011

Soltando lastre

Cuando comencé a escribir este blog tenía una intención: hacer más soportable la supervivencia ante un período difícil, casi imposible. Han pasado los meses y con ellos vivencias que supongo yo, llenaban de sentido los mensajes aparentemente trastornados que han ido quedando aquí, tardes que pasaba garabateando y después hacía una burda composición para dejarla aquí. ¿Necesidad de comunicarme y conocer?, ¿de narrar cosas que a veces fueron ciertas y otras mentiras a medias?, ¿para consolar?, ¿para no reconocer claramente que aquí estoy y así soy?, ¿para distraerme también?. Una válvula de escape que ahora me permite analizar y comprender, darme cuenta de cómo a veces, uno resurge de sus propias miserias.

Y ahora la circunstancia es diferente. El blog me sirve de ventana al mundo que hay fuera, inmiscuirme en lo que muestran otras vidas que pueden ser lejanas o muy próximas, sonreír ante semejanzas entre vidas que no lo son tanto. Aprender de vosotros, mostraros lo que en períodos concretos me apetece compartir. Escribir entre líneas y pensar que hay quien entenderá lo que escribo, perder el miedo a exponer sueños, iras, miserias y necesidades.

Cuando pensaba que tenía poco o nada, estuvo esta comunidad bloguera. Pues eso, que 21.800 gracias. A los que desfiláis por aquí y os vais, pero sobre todo a los que entráis y os quedáis.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Un año mas.

El domingo me levanté con un año más, un año de alegrías y penas a mis espaldas.

A lo largo del día mi móvil fue recibiendo mensajes, algunos deseados, otros sorprendentes cuando veía quién los enviaba y hasta los recibía de gente a la que no sé realmente si debería agradecerles que se acordaran.

También hubo llamadas de teléfono. Me preguntaron si había algún plan especial, que no, nada nuevo planeado, que, como todos los años, tendré la cena de celebración de la oficina, que cuando lleguen las cinco de la mañana tendré tanto alcohol en el cuerpo que me costará intentar parecer sobrio cuando llegue a casa. Como si lo estuviera viendo.

Recuerdo que en algún momento del día me dije: “Es mi cumpleaños. Tengo un año más.” Uno se siente más viejo de repente, pero sólo es un día como otro cualquiera en el que me podré plantear tranquilamente si va bien la cosa, si avanzo, si este periodo de 365 días ha sido positivo, si he aprendido algo realmente trascendental... y pensé que debería plantearme algún buen propósito para el año que ahora empiezo.

Por un momento, tuve una mini-crisis existencial, por llamarlo de alguna manera, cuando siento que no estoy haciendo nada de provecho con mi vida, que meramente dejo que el tiempo ruede.

Y me dió por pensar en las muchas cosas que me gustaría hacer como por ejemplo: viajar, conocer otras personas, otras culturas, ver muchos sitios del mundo, vivir en otros países, aprender idiomas, tener muchas experiencias, vivir en la naturaleza, practicar todo tipo de deportes, tener un perro, escribir libros, hacer películas, ser astronauta, aprender a tocar varios instrumentos musicales, componer música, hacer arte, pintar, y muchas cosas más…

Me quedo con el recuerdo de los amigos que fueron pero ya no son y el respeto a no querer crear más recuerdos compartidos.

Pero, a estas alturas de la vida, estaría ciego si no me diera cuenta de que no me va a dar tiempo a hacer todo aquello que me gustaría. Por eso, después de mucho tiempo pensando en algún buen propósito, para este año sólo me hago uno: quiero que el aire que entra en mi cuerpo tenga la certeza de que no se quedará para que cuando sienta que me asfixie pueda reemplazarlo por otro que tenga mejores intenciones, es decir, todo lo que haga o deje de hacer será porque yo lo decida...

Y sí, sospecho que a estas alturas estarás pensando que hacer un post sólo para decir que es mi cumpleaños y que en el año que empieza sólo pienso hacer lo que me dé la gana carece de línea editorial, pero ¡¡qué coño!! Al fin y al cabo, uno sólo cumple años una vez al año, o es que alguno de vosotros cumple más.

martes, 30 de agosto de 2011

Secretos

Esconder, no, mejor dicho, guardar un secreto. Como el que guarda una camiseta limpia o un pantalón recién planchado, o los 20 euros de escritura que se compran para pasar esas horas muertas leyendo.

Ocultarlo bajo llave, protegerlo de los fisgones y mimarlo, cerciorarse de vez en cuando de que sigue ahí, frágil como casi todos los secretos, sucio e indecente como todos.

Acunarlo, acariciarlo, madurarlo. Encontrar un cómplice o reencontrarlo, porque siempre hay uno, sonreírle, recordarle de vez en cuando que tú también lo sabes, o por lo menos que tú también te acuerdas, que tú callarás y no serás quien lo cuente. Crear un vínculo y que el secreto lo anude con fuerza. Perder el temor, no avergonzarse de él. Ser espléndido con ese secreto que te hace quedar por encima de los que no lo saben.

Tu secreto, tu sigilo distraído mientras recoges la ropa, tu sonrisa perdida mientras esperas al bus. Es tu secreto, y el suyo, nadie debe averiguarlo. Es vuestro. Guardarlo y protegerlo. Quererlo y anhelarlo con fuerza.

Pssss, seguro que tú, o tú, tenéis alguno.


miércoles, 24 de agosto de 2011

Volviendo

He estado reposando unos 68 relatos más o menos. Algunos los he releído y otros los menos, pasados de mi cerebrito al ordeñador. Los imaginaba totalmente desnudos, carentes de ropaje literario y poco a poco los iba vistiendo, escrupulosamente, dándoles sentido, con esmero. Con las palabras adecuadas, con las sílabas justas. Para no sobrecargarlos. Y es que hace excesivo calor para ir con más ropa de la necesaria. Estas vacaciones me han pasado lentas y con mucha sorna. Un verano gandul en el que ahora toca trabajar.
Pero con poca ropa, eso sí.

miércoles, 27 de julio de 2011

Quien deja a quien.....

Yo no he sido.
No, no he dejado el blog....mas bien ha sido el blog quien me ha dejado a mí.
El blog me ha dejado, porque no apetece recordar el día al llegar a casa, no apetece contar que si he hecho esto o aquello por que da pereza releerlos.
No, no me apetece contarlo, ni tampoco analizarlo, eso no va conmigo...
A quien le puede interesar saber que he regalado un secreto y he sido el intermediario para otro intercambio de secretos, ¿funcionara? ya veremos!!!
No, no me apetece nada contarlo... solo me apetece contar...
que será un auténtico placer compartir los proximos días, meses, puede que años con todos vosotros..
No, no he sido yo el que ha dejado el blog.....

¿volverá?

viernes, 27 de mayo de 2011

Sueño pixelado

Hay días que no es fácil diferenciar el sueño de la realidad. O puede que simplemente no quieras. Abres los ojos y poquito a poco empiezas a tomar conciencia: el contacto con las sabanas, la mesita y su libro, la lamparita y el reloj, la pared y su cuadro que reconoces, es tu pared, tu dormitorio, tu casa, tu hipoteca, tu universo. Despiertas y aunque tú no quieras, sabes que lo de antes solo era un sueño, no eres ningún guaperas de media melena, no lograste liberar a la princesa de las tinieblas de la droga. Y continúas resistiéndote a creerte que lo soñado no existiera. Era tan real…

Y te cabreas al recordar que despertaste justo antes de meterte en la cama de una princesa cuyas facciones no recuerdas. Fue antes de darle un beso, de rozarla, de poseerla. Y te levantas, te duchas, un desayuno rápido, ves las noticias. No dejas de pensar en su rostro. Intentas rehacer sus rasgos. La línea de sus ojos, la barbilla, sus labios. No te acuerdas de nada (es posible que su perfil ya surgiera pixelado para salvaguardar su intimidad, aun en sueños).

Piensas que si la volvieras a ver estarías seguro de que es ella. Sales, coges tu coche y empiezas a dar vueltas como cada día, pero no buscas a nadie. Hoy no. Buscas una cara que cuadre con la princesa de tu sueño. De dar con ella puedes conseguir acabar la historia. Averiguar que sabor tienen los besos de los sueños. Como siempre, no hay nada peor que los sueños y los besos a medias.

martes, 24 de mayo de 2011

Bloqueado

Me entran ganas de hacer un nuevo blog. No sé. Cambiar de estilo. Más simpático, más ameno, y por supuesto sin las idas de bola colosales que me suelen dar y que al final se acaban plasmando en una reflexión metafísica o filosófica sobre el sentido de la vida. Pero resulta que yo, soy así. Soy un poco em-pa-ra-noia-do. Y no sé si lo tengo, o no, asumido. Si tengo claro que esto son períodos, y que lo mismo dentro de un tiempo sí que estoy con mejor ánimo de seguir el blog y incluso hacerlo algo más ameno, pero por ahora sigo siendo el alma .…..ada que leéis muuuy de vez en cuando.
Alguien ha visto alguna vez a un artista feliz ??. Eso es lo que dicen. Eso sería la ostia siempre y cuando yo fuera efectivamente un artista y usara mis estados de ánimo para crear, aunque tengo que asentir que sí, que estoy algo menos inspirado que de costumbre. Pero nada, yo a lo mío. Y lo curioso es que noto que hay algo ahí, a punto de salir, y sin embargo continúo bloqueándolo. Como siempre, bloqueándolo todo en mi vida.
Y no lo acabo de entender oyes, porque yo recuerdo que tenía una buena aptitud para dejar fluir mis sentimientos y emociones, de eso hace unos años. Y no sé el por qué, pero en ese tema veo que voy para atrás como los cangrejos. Cada vez estoy más encerrado, más bloqueao.
Ojala alguien me echara una mano.

martes, 26 de abril de 2011

Con los ojos cerrados

Preferiría que leyerais este post con los ojos cerrados. Porque creo (o al menos así me lo parece), es como mejor se ven ciertas cosas. Cuando los tienes cerrados durante unos segundos siempre hay tonalidades y matices de luz que se filtran por nuestros ojos. Justamente es esa luz la que ilumina nuestra imaginación.

Dentro tenemos un baúl enorme o una simple maleta dónde introducimos todo lo que nos pasa. Y lo que nos gustaría que nos pasara lo metemos en una mochila, para así tenerlo más a mano. Y como si fuéramos un mago, sacamos de la chistera los cuentos las novelas y los dibujos que hacemos en papel. Bueno, en mi caso lo garabateo en este blog, pero y qué más da. Hay veces que las historias nos salen mejor y otras peor.

Pero normalmente solemos contarlos.

Y como siempre digo, acosta de hacerme pesaito, para eso hay que leer y vivir.
Intentar vivir como leer, de todo, para tener el baúl tan gordo, que los caracteres, signos y letras te rebosen como las burbujas de espuma en una bañera.

Posiblemente no contamos todo lo que vivimos, pero efectivamente, si no nos tiráramos a vivir, no tendríamos nada que contar.

viernes, 15 de abril de 2011

De el diario de Anais IX

hacía días que no iba por casa, he llegado y mi padre no estaba. Seguro que ahora está con un amigo, me gusta que tenga amigos, cuando era pequeñita mi padre no tenía amigos, tenía hijos, pero yo quería que tuviera amigos, no me parecía lógico…pero ahora entiendo que nosotros ya le servíamos, que uno siempre puede escoger la dimensión de su universo.

he ido a mirar por el baño, la cocina, como hago siempre y en ese momento he empezado a llorar, me he acordado de cuando llegaba a casa y tú estabas, porque recuerdo que tú siempre permanecías allí, porque no podías escoger, apresado en ese trozo de suelo… yo llegaba a casa y saludaba con un ¡¡Holaaa!!
y sabía que estarías, que seguramente llevabas bastante rato solo… y justo rodeaba el tabique y aparecías y forzabas una sonrisa que a veces sería de verdad, me acuerdo del día que te volví a enseñar a sonreír, cuando hicimos el “payaso” en aquella habitación del hospital.

ya sé que en ese momento no eras feliz.

pero si puedes y te apetece mándame un email por favor, o un sms a modo de telegrama y dime que sí, que tienes amigos y eres un poquito feliz y que no tenga miedo.

por fa, por fa, por fa, por fa, por fa, por fa ¿vale?

bueno, voy a lavarme un poquito la cara sin restregarme para que no se me ponga colorada y si se me nota a disimular, por lo de la alergia, que vendrá Eme, y tiene el don de leerme sin apenas verme, me traspasa y verá que he llorado y pensará que qué va a hacer con esta cría tan loca que le ha tocado…

pero tú desde el cielo escríbeme ¿vale?
siempre te quiero.

viernes, 8 de abril de 2011

Por donde ando.

Cuarenta y nueve cuando voy en el coche, cuarenta y nueve cuando camino hacia casa, cuarenta y nueve cuando me examino la conciencia, cuarenta y nueve si me paseo por las paradas del mercado, cuarenta y nueve cuando me miro en un espejo, cuarenta y nueve cuando me ducho, cuarenta y nueve cuando cierro los ojos, cuarenta y nueve mientras escribo este post, cuarenta y nueve, cuarenta y nueve, cuarenta y nueve.


Estoy leyendo La soledad de los números primos de Paolo Giordano. Me ha enganchado tanto que he decidido prescindir del punto de libro, así me obligo a retener durante todo el día el número de la página por el que voy. Cuarenta y nueve, cuarenta y nueve, cuarenta y nueve. Es el enigma en el que ando cavilando cuando pongo cara de andar rumiando algo.

Si Mattia no hubiera comprendido por sí solo que a su hermana le pasaba algo, ya se habrían encargado de hacérselo ver sus compañeros de clase, por ejemplo Simona Volterra, que cuando iban a primero y la maestra le dijo: «Simona, este mes te sentarás con Michela», ella se negó cruzando los brazos y contestó: «Yo con ésa no me pongo.»
Aquel día Mattia dejó que la tal Simona y la maestra discutieran un rato, y al final dijo: «No se preocupe, yo me siento con mi hermana.» Y todo el mundo pareció aliviado: la misma Michela, la tal Simona, la maestra…
Todos menos él.
Los dos gemelos se sentaban en primera fila. Michela se pasaba todo el tiempo coloreando dibujos, lo que hacía esmeradamente pero saliéndose de los contornos; aplicaba los colores sin ton ni son, azul para la piel de los niños, rojo para el cielo, amarillo para los árboles; cogía el lápiz como si fuera una batidora, empuñándolo, y apretaba tanto que cada dos por tres rasgaba el papel.
Y mientras, a su lado, Mattia aprendía a leer y escribir y a hacer las cuatro operaciones aritméticas -fue el primero de la clase en aprender a dividir con resto-; su mente funcionaba como un engranaje perfecto, del mismo modo misterioso como la de su hermana funcionaba de manera tan defectuosa.
Había veces en que Michela empezaba a removerse en la silla y agitar desesperadamente los brazos, como una mariposa atrapada; los ojos se le ensombrecían y la maestra se quedaba mirándola asustada, aunque con la vaga esperanza de que aquella retrasada se fuera de verdad volando para siempre. En las filas de atrás alguno se reía, otro le decía chitón.
Mattia se levantaba al fin, retirando en peso la silla para no arrastrarla, y se colocaba detrás de su hermana, que volvía la cabeza a un lado y otro y seguía agitando los brazos, para entonces tan rápido que parecían ir a desprendérsele. Le cogía las manos, le plegaba delicadamente los brazos sobre el pecho y le susurraba al oído:
- Ea, ya no tienes alas.
Michela tardaba unos segundos en dejar de moverse; se quedaba un rato con la mirada perdida y por fin, como si tal cosa, volvía a sus pintarrajos. Mattia se sentaba de nuevo en su sitio, avergonzado, con la cabeza gacha y las orejas rojas, y la maestra reanudaba la lección.( La soledad de los números primos de Paolo Giordano)


martes, 5 de abril de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

¡qué raritos somos! ¿verdad?

Muchas veces me recuerdo de pequeño, mirándome muy fijamente en el espejo y diciéndome a mí mismo (emisor de mis paranoias infantiles) ¡qué raritos somos! ¿verdad?

Pues ahora sucede algo parecido, estoy sentado en el sofá, miro a la derecha… no estás, no está… vuelvo a mirar al ordeñador y parpadeo, un poco, no mucho, un par de veces, ¡qué raritos somos! ¿verdad?

Cuando éramos niños y íbamos llorando con la historia de: fulanito me ha dado en el ojo o menganito me ha quitado yoquese… siempre me decían ¡Pues habrá sido sin querer! o ¿estás seguro?

Y sin querer se llora a veces, y queriendo sonrío siempre (y a veces también sin querer, mejor me callo….seguro de nada)

Creo que sigo siendo raro incluso para mí mismo.
…Observa, copia y completa eso ponía en la pregunta tres del examen de supervivencia emocional.

Ahora no recuerdo que puse, la verdad es que tampoco recuerdo la pregunta.

jueves, 24 de marzo de 2011

El hecho de escribir

Ya sé que he tenido de lo más dejado el blog. De vez en cuando, actualizo con algo que había escrito durante un desplazamiento o le dedico unas líneas a algún pensamiento o recuerdo. Porque transcurrido tanto tiempo ahora me es imposible dejarlo del todo. Lo necesito. Es obra de mis desvaríos o disparates y eso es algo que me gusta a pesar de tener todo tipo de textos: unos me encantan, otros que no, los hay que me dejan impasible, y otros que me agitan. Estoy convencido que he perdido lectores. Cuando cambias los hábitos, es lo que tiene.

De mi existencia, poco más puedo añadir. Dentro de poco voy a empezar el capítulo cinco. O sea, una vida entera para escribir a lo sumo siete u ocho capítulos. No soy de los que planifico para nada lo que escribo. Leo, investigo, analizo, ojeo sobre el tema. Indago, porque hay tramas que ignoro y para que lo que cuento sea más verosímil prefiero darle ciertos detalles auténticos, porque al fin y al cabo mi menda, vive su momento y en su lugar.

A veces me quedo sin hacer absolutamente nada, mirando la caja tonta y notándome, no diré yo que muerto, pero sí, poco activo. Creo que la hormona del hecho de escribir a contracorriente es excesivamente adictiva, porque justo en esos instantes en los que “reseteas“ la imaginación mirando la tele, sólo pensaba, que necesitaba volver a escribir un culebrón de televisión.

Como diría más de una persona que yo conozco, el que me entienda que me compre.

jueves, 10 de marzo de 2011

Viajamos, mentimos, engañamos....

Engañamos, algunos más que otros. Mentimos incesablemente para preservar nuestras verdades, para demorar un momento de encuentro con nosotros mismos, para colgar del aire lo que no somos capaces de cargar a nuestras espaldas. Mentimos porque tenemos la ilusión, el anhelo o la esperanza de olvidar algunas realidades, porque es más cómodo vivir una vida fantaseada que la propia. Y a veces, no siempre, sale bien.

Siento que necesito un viaje, uno de esos viajes insólitos. Subir a un avión tembloroso para conocer, re-conocer y mirar, ad-mirar y remirar un mundo que no siempre percibes o alcanzas a comprender. Las nuevas localidades se transforman en decorados de un mañana imaginado, lleno de ilusiones que laten en cualquier sueño, y me protegen del mismo modo que uno descuida sus compromisos y responsabilidades. En un viaje, todo, todo, es posible, la sugestión y el hechizo cogen las riendas del destino y te colocan junto a la simiente de la buena suerte para que uno la recolecte, luego la plante y la cuide. La gente con sus pasaportes, las caras de estos tendrían que estar sonrientes, ya que cada avión brinda una oportunidad única, sea la que sea.

Síp, categóricamente necesito ese viaje. Aunque solo sea de un sueño o un engaño. Lo necesito.

martes, 1 de marzo de 2011

Encuadres

Me dijo que nos acostaríamos, me mintió, eso no era lo que me prometió. Se tumbó en la cama boca abajo y se quedó dormida sin esperar ni avisar. Yo le miraba su espalda, su culo, como bajaba y subía, bajaba y subía, todo a los compases de su respiración. La encuadre con los dedos, con la cámara de mi imaginación y le hice cien, mil fotos todas inexistentes de su trasero, de la parte de atrás de sus piernas, de su espalda tan suave, sus pies o mejor dicho sus talones ….. me perturbaron....

Cuando luego vi sus medias y su tanga en el suelo al lado de la cama comencé a montar lo que debió ser mi primer bodegón, usando su pelo como fondo..... Me empujaba una embriaguez nueva, totalmente ausente de alcohol pero brutal de ansias de inmortalizar las formas que me envolvían... su ropa, su habitación, su cama …ella.

Algo me devolvió mi imagen de fotógrafo virtual, un espejo, mi reflejo en un espejo y en ese preciso instante fui consciente, por enésima vez, de mi existencia, de mi dependencia a su mundo de imágenes, luces y formas hasta entonces extrañas y lejanas...

Cuando despertó, estaba sentado frente al espejo mirándola, con esa sonrisa que ponía únicamente cuando la decía que la quería…..

miércoles, 23 de febrero de 2011

Acabando Febrero...

Hacerme querer nunca se me ha dado nada bien, no soy el adecuado para hacer que la gente se encariñe conmigo y cierto es que tampoco me gusta que puedan haber personas que dependan de mí emocionalmente, supongo que la mayor parte de las veces considero que no lo merezco. No valgo para mendigar cariño, afecto, pasión, apego, ternura, amor….amistad, tampoco para estar preguntando mil veces si me quieren, ya sé que eso le pesa a mi inseguridad y hace que cada diez minutos me plantee estas cuestiones. Supongo que la respuesta me da pánico. No dicen que el mes de febrero es el del amor, pues menos mal.

Durante estos días he estado callado porque necesitaba un poco de mutismo, no dar tantas vueltas superfluas, recapacitar y quedar conmigo mismo. A veces eso es lo mejor.

Continúo creyendo que la mejor elección sería dejarlo todo atrás, construir una granja en cualquier montaña perdida de dios y olvidar el mundo.

Sospecho que todo esto son periodos, ciclos, donde constantemente hay fases en las que optamos por unas cosas y etapas en las que nos inclinamos por otras. Al final todo te lleva a ir por la vía que te puede brindar más bienestar, y no digo emociones, mucho menos riesgos o aventuras, pero sí armonía o al menos la impresión de sentir que uno hace lo correcto.

Eso igualmente es bonito, eso también te puede proporcionar más de lo que tú esperabas.

lunes, 21 de febrero de 2011

Hola desconocido….

He vuelto a ver Closer porque bueno, me apetecía, sé que me la recomendaron pero ahora no recuerdo bien quien fue. Me explicaron que era una de esas películas que enseña la parte oscura de las relaciones, la parte más deslucida del amor. Esa que también es preciso conocer para poder llegar a comprenderlo en toda su grandeza. Bueno esa era su versión. La realidad es que nos muestra las historias de cuatro inmaduros emocionales que para ratificarse en su inseguridad necesitan joderse la vida los unos a los otros.

La cuestión es que la vi. Y me defraudó, aunque puede que no sea esa la palabra adecuada, porque ciertamente ya me esperaba algo así. En pocos momentos puedo decir que llegara a sorprenderme, podía predecir lo que harían o dirían en el fotograma siguiente.

No sé si este tipo de relaciones personales es el que se tiene cuando se llega a una edad determinada, o si realmente hay personas que precisan sentirse resguardadas (no importa por quién) en todo momento. Sí sé que NO me gustaría que me ocurrieran ese tipo de cosas, ni por mi parte, ni por parte de la otra persona con la que yo esté.

A veces las relaciones se prolongan hasta resultar ofensivas y no creo que sea necesario hacerlo así. Sí es cierto que en ocasiones parar a tiempo cuesta, o que demos tiempo para ver si la otra persona cambia y es capaz de darnos aquello que requerimos, o aquello que nos pueda hacer sentir bien. Esa no es la receta. La gracia reside en que te hagan sentir feliz, si bien puede que haya momentos malos, o socavones, pero que sobre todo te sientas dichoso de haber tropezado en tu camino con alguien así. Y cuando esto no sucede, no hay nada que hacer, por lo menos conmigo.

Y contigo ?

viernes, 11 de febrero de 2011

De el diario de Anais VIII

"Y me dijiste que... tú te merecías algo mejor

te dije que si... tú te lo mereces...

me dijiste que me ofrecías un café...

te pregunte... mañana?

me contestaste... imposible...

te volví a preguntar... pasado?

me dijiste...ya veremos…..nos hablamos...

era un juego, tu juego, lo sabía... pero quería jugar... y lo sabías...

un año después... no sé si querría sentarme frente a ti y ver si logras ponerme tan…., ver si aún sigo teniendo aquellas ganas locas de salir corriendo, ver si aún a pesar de todo y de nada me quedo, agito el café y pienso... y me quedo... serena... porque no pasa nada... consigo controlarlo… y si no lo controlo?, es que no quiero controlarlo... quiero sentirlo, como si el suelo se agitara bajo mis pies cuando por ejemplo, me cedas el paso al entrar en el bar...

no se si me gustaría saber si todavía tienes ese efecto...

no se si me gustaría saber si me sigues volviendo loca... si logras que me olvide de todo... si aún sigo pensando...por dios no dejes de hacer eso que hacías, aunque no quiero que dejes de hacerlo... no sé si quiero que vuelvas a ver mi mejor versión de mí misma...

yo lo sé...tú lo sabes...

nadie es perfecto! pero ya no espero... lástima!

pero ahora que recuerdo tú lo decidiste , tú lo decides siempre...

no sé si todavía te acordarás de mi al ir a la farmacia, yo de ti al ver un gato y nos acordamos aquí o dónde quieras sin dudarlo... yo lo sé y tú también lo sabes...

solo es un juego, esta hoja de mi diario es un juego, tú lo sabes, yo lo sé...

me gustaría que si pudieras me contestaras, quien gana?....

y como siempre, tú decides...

y como siempre, te desafío.... "


lunes, 31 de enero de 2011

Esfumarse, evaporarse o desvanecerse

Andaba pensando yo…pensaba…

Justo antes de que…

Antes, de que el tiempo volviera a darle al modo off o pause…que pá el caso es lo mismo…

Pero esta vez no ha sido el modo pause, ha sido un boquete, un agujero desde el que se ve todo difuso. Yo difuso, la vida difusa…

pero no, no es de eso de lo que quería hablar

rumiaba yo, a dónde va la amistad perdida, cavilaba que puesto que no puede esfumarse, evaporarse o desvanecerse y puesto que, muchas veces, no le damos otra opción que huir, entonces esa pobre amistad, con todos sus fragmentos y matices, olores y colores desde rojos y amarillos pasando por naranjas y también celestes azules, todos… se oculta en las cosas…

En esos objetos, regalos que guardas dentro de una cajita o del bolso, o en aquellas hojas plastificadas en las que te ponían un te quiero…
y están ahí proyectando cariño, afecto, pasión, ternura, simpatía…amistad…

muchas veces estamos tan ciegos que no vemos nada…

Al abrir un cajón, ahí están sus regalos, los tocas despacito como si estuvieran hechos de algo frágil y quebradizo, como si fueran materia que estuviera a punto de disiparse en lugar de plástico, cristal y metacrilato, papel y tinta…

…tus gafas, que empañamos muchas veces, tus gafas que se te escurren de tu nariz…
por eso supongo, no quieres que te crezca el flequillo, por miedo que con él crezca el olvido.

(También puedes probar cambiando la palabra amistad por amor)

jueves, 27 de enero de 2011

Puestos a soñar....

… volvía a casa pensando en el futuro, genéricamente considerado, claro, y caí en la tentación de las urgencias o prisas, porque a veces me entran unas ganas irresistibles de saber cómo concluirá todo, qué haré, qué ocurrirá...

¿Cómo te gustaría imaginar tu vida dentro de cinco o diez años? ¿Cómo será una tarde de sábado pasado tanto tiempo? A mí todo lo que se me ocurre es tan cursi que el mero hecho de pensarlo me hace reír.

Ya sé, ya sé que corro el riesgo de lograr ser bastante cursi y hasta puede que un poco empalagoso, me tengo que calmar de vez en cuando porque si no este blog terminaría edulcorado en exceso y no creo que precisamente eso sea una buena perspectiva. Pero por ganas, ni os imagináis todo lo que escribiría...
Yo como que ya desisto en mis tentativas de controlarla, no puedo.
Pero por suerte, pocas veces me decepciona, ya que últimamente suele sorprenderme.

Empiezo a saturarme de terminar siempre igual, de topar siempre referencias al mismo tema, de darme cuenta que por mucho que lo intente me aparece una y otra vez. Supongo que son señales para apartarme de ahí, pero juer, tampoco es necesario que se revelen con tanta frecuencia. Me desmotivo completamente, tal vez por sensiblero, inseguro o todo a la vez. Por eso me voy a tomar… el aire un rato, porque al final eso siempre es lo mejor.

martes, 25 de enero de 2011

De el diario de Anais VII

"Dicen que cuando empiezas a tener cierta edad, te vuelves transparente...
Que nos tornamos translúcidos en un mundo opaco en el que solo cabe el ímpetu y la urgencia de los años jóvenes.

Dentro de poco llegare a los 20 años que hice 20 años y no sé si es que me estaré volviendo invisible, puede que sí, que eso sea lo más probable. Pero hasta ahora nunca me había sentido mejor, no recuerdo disfrutar tanto de cada instante, como lo hago ahora.... Estoy convencida que soy una persona que ama y que suelo dar sin pedir nunca nada a cambio. Soy consciente de que no tengo que dar ni hacer nada que no me haga sentir bien, puedo permitirme el lujo de ser normal, de tener grandes debilidades, de tener muchos pequeños defectos, de equivocarme y de hacer algunas cosas a veces más que incorrectas, inadecuadas...y a pesar de todo me siento muy bien y me siento querida por las personas que me valoran tal y como soy y sobre todo, por como soy. Sin embargo algunas veces reconozco que soy un poco-bastante maniática, entrometida, chillona y muy, muy testaruda. Ahora apunto de cambiar de numero, ya no persigo a aquella mujer, a la que fui, sencillamente sonrío a la que ahora soy, me complace todo lo que he vivido, haya sido bueno, malo o regular y asumo mis muuuchos errores.
Ahora sé que no es la brisa la que extiende sus brazos, que soy yo, cuando ando por la arena de la playa y que solo yo puedo sentirla....que como dice el titulo de la película, la vida es bella, y porque últimamente la he visto alejarse de algunos seres cercanos, hay que vivirla con sus mas y sus menos, con sus alegrías y sus tristezas y dejarla caminar libremente y reconocer lo que nos quiera dar.
Yo no soy invisible, soy...tú."


miércoles, 19 de enero de 2011

La vida no para y si paras te empuja

y resulta que todos los días tenemos que sonreír
y resulta que todos los días tenemos gente que se merece ser alegrada, acariciada, besada…
gente grande, pequeñita o mediana que te pide o reclama unas palabras, besos, sonrisas, que nos da las gracias o que nos hace darlas…

y en ese momento te salvas, me salvo, me salvan y les salvo
formando parte de una cadena intangible de la que no somos conscientes

últimamente estoy muy liado, aparentando ser mayor (simulando mucho y muy bien) pero sin embargo (sshhhh) cada vez estoy más pequeño, y me crece la curiosidad, la magia y unos planes ilógicos por absurdos y disparatados
y lo peor de ser tan pequeño y de llevar el disfraz de mayor es que a veces se te cae el caparazón…
y lloras y te quejas como Calimero, lloras hasta que te quedas sin agua, se te resecan las mejillas de la sal y después………nada, ya está.

sssh ya está, ya está….

empezara Enero y seguirá Febrero….
empezara un lunes y seguirá un martes,
la alegría automática, mecánica
pero la que es inesperada, esa, siempre es la mejor.

lunes, 17 de enero de 2011

Lo que escondemos.

El cruce de sus de piernas capto mi atención más que el icónico descruce de Sharon Stone en Instinto Básico. Fue un cruce sin finalidad alguna: El revés de una rodilla acoplándose con la rodilla opuesta, sus muslos unidos y envueltos en ese finísimo papel de regalo que son los leggins y su secreto a seguro recaudo bajo el lienzo de su falda, de su mínima falda hecha con el final de su chaqueta de punto. No pretendía seducir y mucho menos ser seducida. Tan solo era otro trayecto más para ella, del trabajo a casa, de una boca, de Metro, a otra. Quizás por eso, me cautivó tanto ese cruce de piernas: Es en los movimientos cotidianos donde encontramos la hermosura de los cuerpos, en sus gestos naturales del que no se siente observado.

Y luego sus botas, altas hasta las rodillas. Eso es el erotismo: Lo que escondemos.

El deseo es aspirar a ver lo que escondemos, contrastarlo con la imagen virtual que en esos momentos tenemos de ese cuerpo desnudo. Tras esto, puedes llamarme, no sé, en tu caso como te llamarías. Si no hay nada, no hay amor, ni propósito por conocer de ella nada, nada más allá de su cuerpo desnudo. Únicamente fue y será simple curiosidad. Curiosidad intensa, frustrante y sin embargo ahogada por nuestra compostura, por el sentido que tenemos del decoro todos los cerebralmente sanos.

Así que contigo puedo viajar tranquilo. En lo que dure el recorrido nadie tratara de saciar las incógnitas que ahora y sin querer, has estimulado. Incertidumbre referente a la exacta redondez de sus pechos, o la amplitud de sus pezones, la tensión de su vientre, o su humedad relativa. Un tatuaje inesperado o un piercing oculto que pueda hacer saltar las alarmas de cualquier oficina bancaria.

Y se acabará el trayecto y nada más bajarnos me olvidaré de ella, que no de su cuerpo, o de lo que sería sin las ataduras de su ropa. Una ropa que, de ser otra, menos insinuante, de invitar menos a la ilusión, habría logrado convertirse en otra usuaria más de mi trayecto.

viernes, 14 de enero de 2011

Renovándome.

Estos días quiero renovar mi modesta biblioteca, y como sólo me quedan dos libros por leer, agradecería cualquier sugerencia o recomendación al respecto, agradeceré que no sea teatro, poesía o biografías. Si alguien tiene algo que recomendar, será bien recibido...

Ahora estoy acabando "Riña de gatos" de E. Mendoza, y acabo de empezar "La joven de las naranjas" de Jostein Gaarder.

Graaacias….

jueves, 13 de enero de 2011

Amiga, fiel, confidente.

Mi hermana Cati tendría nueve años, era una niña delgaducha, menudita, de pelo castaño y ojos de un azul intenso. Su mirada expresiva y la sonrisa que ponía siempre su cara, eran el fiel reflejo de su inocencia y de la ternura que aún guardaba. Hacía poco que sus amigas le habían descubierto ese gran secreto de la Navidad, y mientras subía las escaleras recordaba con coraje aquel momento en el que serenamente contuvo las lágrimas…

- ¿Mamá, verdad que para mí también hay?- musitó a mi madre en un intento por que su hermano pequeño, mi hermano, no escuchase la conversación.
- Claro, que si mi cielo.
Enmudeció y siguió subiendo.
Mi padre se adelantó a todos, y como todos los años hacía, abrió con sumo cuidado la puerta de la habitación.
- Pssss!- dijo- pues parece que sí, que han venido…
- ¡¡¡Bieeeeeeeen!!! – Todos los pequeños salieron corriendo para descubrir qué les habían traído los Reyes Magos aquella noche mágica. Cati también corrió.

Recuerdo cuando sus manos cogieron el regalo envuelto en papel en el que su nombre se dibujaba, se sorprendió. Envolvía un raro objeto, casi más grande que ella. Lo miraba y remiraba, así una y otra vez. Desenvuelto, sus dedos parecían calcinarse al llegar a la cremallera que le ayudaría a desvestirlo. Temblando se armó de valor y con miedo a que se cayera al suelo y se rompiera, consiguió desenvolver su regalo... Estaba hecho de madera, la madera más bella que había visto nunca en su vida... Enseguida supo que aquello no era un regalo cualquiera, ¡¡¡era un tesoro!!! Aquel cuerpo estaba vestido con primor para la ocasión; con seis tiras engalanando su largo cuello… Era simplemente precioso. Pero justo esa misma preciosidad era un gran inconveniente al acariciarlo. Cuando lo rozaba él gemía. A penas lo acariciaba, y aquello se quejaba. Al poco, mi madre apuntó a los dos a terapia intensiva de convivencia, pero ni así consiguió que uno y otro deseasen descubrir los secretos del otro. Y como suele ocurrir acabaron odiándose… Ella aún no tenía heridas en el corazón, en su vocabulario aún no existían palabras como sutileza, y él se sentía golpeado con cada arañazo que niña y corazón le asestaban.

Fueron pasando los años y el objeto quedó postergado a un rincón, castigado de cara a la pared. Cati, durante ese tiempo rara vez se preocupó de retomar esa posible amistad… Ahora tenía otra gente en quien pensar… Hasta que justamente esa misma gente decidió robarle los pensamientos y los sentimientos y no darle otros a cambio… Cati lloró y lloró desconsolada. Se convirtió en otra de las innumerables adolescentes incomprendidas de este mundo. Por mucha práctica que tuviese, a Cupido se le continuaba acumulando el trabajo. Cati se refugiaba en su almohada, pero ésta era un cuerpo totalmente inerte, participaba en sus sueños de una forma completamente pasiva, se limitaba a dormir y bostezar ante las dudas de Cati.

Uno de aquellos días en los que sus lágrimas formaban una tempestad en su habitación, Cati escuchó un pequeño murmullo que provenía del fondo de su habitación. Se acercó al objeto negro, y en un arrebato de pasión, lo desnudó sin recordar lo que años atrás había ocurrido. Al cabo de un breve instante se abrazó a él, y cuidadosamente le colocó una de las tiras que aún conservaba de aquellos días, de las lejanas Navidades. Él objeto dejó escapar un leve suspiro. Ella colocó otra tira y él suspiró de nuevo. Así con las seis tiras, y con cada una, él respondía ampliando la energía de sus suspiros. Lo limpió con un paño limpio y lo acarició con delicadeza. Se presentaron, y él le sugirió que lo podía llamar guitarra o si quería podía ponerle cualquier otro nombre. Había oído que los humanos entre amigos hacían eso, se cambiaban los nombres…

Y a pesar de las muchas discusiones que siguen teniendo, eso fue el principio de una gran amistad que cada día que pasa se fortalece más. Algunas veces, Cati se olvida del significado de sutileza, y la aporrea, arrepintiéndose instantes después…Pero a pesar de todo se aman, y cuando Cati tiene un secretillo; del corazón, del alma, o sencillamente de lo que queda grabado en su retina, a quien acude primero a contárselo siempre es a ella, a su gran y mejor amiga, a su fiel confidente, su guitarra.

martes, 11 de enero de 2011

De el diario de Anais VI

"Cuando nuestro mundo real se nos cae como de golpe

Es entonces cuando sé cerrar los ojos, lo aprendí sola, cuando yo era pequeñita, más que nadie y jugaba a esconderme detrás de las cortinas.

Aprovechaba para construir castillos, fosos y torreones con dragones y veía ángeles…. Era grande y pequeña, era sabia e ingenua, la que todo lo sabía y todo lo conocía y sin ninguna duda podía volar.

Ahora sigo teniendo ese poder, formo telarañas con las letras que me hacen de cuna y me balanceo despacito, despacito….
mi cuerpo colgando en esta ficción en la que todo y nada es posible, donde no existe miedo alguno.

Anais la grande, la sabia, ha crecido, ya no soy tan pequeña como para ocultarme en un armario, ahora mi telaraña es más débil y cualquiera la puede traspasar, el murmullo de un teléfono o un comentario sobre cualquier cosa, cierto es que ahora es un poco más difícil pero a la vez ahora también tengo otro nuevo superpoder … ahora soy capaz de reconvertir mi mundo, de preguntarme cómo de complicado es…. y contestarme que quizás puede que nada, o quizás poquísimo.

Que es absurda la palabra imposible y que mis mitos ya no están repletos de princesas y dragones.

Por eso Anais se turba y altera, aprieta los dedos mientras sigo trenzando letras que me protegen del mundo gris, aunque este mundo esté gris yo escribiré con tinta roja, seré roja….

Suprimiré la y que separa ficción y realidad, como un juego de espejos, de los imposibles posibles…

Lo necesito para vivir enamorada, porque es de la única manera que me gusta vivir."


martes, 4 de enero de 2011

Tampoco ha sido tan malo

Ahora que ya estamos en otro año me doy cuenta que hay años que pasan con más pena que gloria. Otros, los años, se incrustan a fuego en la parte interna de tu cráneo. Igual que todos estos últimos años, justo en estas fechas me da por sacarme hueso a hueso y ver qué hay tatuado dentro de cada uno.

Este año ha sido duro. Muy duro. Pero el anterior lo fue más, tanto como el esqueleto que nuestra piel rodea. Por suerte, en este, el año, no he tenido que aguantar noches de insomnio, (algún sobresalto si) madrugones injustificados, ni comidas en tupper, pero por el contrario he perdido …amigos?, amigas?, conocidos quizá.

Una explosión termonuclear ocurrió cerca de mí a mi vuelta de Lisboa. A veces, pero solo a veces aún escuece, y mucho, más en estos días en los que el frío arrecia y se nota más. No me refiero al frío de la calle, es el otro, que es más gélido. Ayuda a endurecerse, pero tengo la sensación que hemos crecido y nuestros escudos no...por lo menos el mío, no. Y puede que por eso tengamos las esquinas de nuestros cuerpos un poco doloridas. De eso me doy cuenta cuándo me tengo que contener y no me gusta nada de nada.

Últimamente lo sigo haciendo porque me da miedo, miedo de dar mi opinión, aun así cuando me la piden, la doy. Yo también he aprendido a lanzar bombas termonucleares. Por primera vez en mucho tiempo tengo ilusión por celebrar algo. Será porque este año 2011 parece que puede ser un poco más duro aún que el anterior. Y me pregunto si podremos aguantar alguna que otra bomba como la de este año.

Este año, yo, escojo quedarme con todo. Con lo bueno y con lo malo.

Que no, que paso de todo lo que huele a artificial, repetido, aceptado, fácil y cómodo. Quiero lo bueno y lo que no lo es, lo que parece ser que es una cosa y luego resulta que es otra, porque la vida es así.

Y esta, la vida, tal y como es, ya me gusta.

Porque, y digo yo, que al fin y al cabo, el 2010 tampoco ha sido tan malo, ¿no?