jueves, 3 de agosto de 2017

Fallar bien

A veces ocurre, especialmente, cuando más prisa tienes por llegar... te pierdes en un lío de giros, cruces e intersecciones, confundido quizás por una maraña de indicaciones y señales lo bastante espesa y caótica como para resultar inútil.

Cuando te quieres dar cuenta, ya es tarde. Has tomado la salida que no es y no sabes dónde estás ni cómo volver al punto de partida... poco a poco, te adentras en lo inhóspito de una carretera secundaria desamparada que te va engullendo a lo largo de un itinerario en el que, sin éxito, tratas de localizar algo familiar, algo reconocible a lo que poder agarrarte con la seguridad con la que uno se agarra a un salvavidas en medio del océano. Pero no lo hay. Y estás perdido.

Y en lo único que piensas mientras observas la distancia en tu espejo retrovisor es que tomar aquella salida, hace ya tres pueblos un valle y dos riachuelos, fue una equivocación.

Pero entonces, agotada ya toda esperanza, comienzas a mirar para adelante... y tropiezas con nuevos pueblos... y con nuevos valles... y con el verde mar de las praderas y al fondo las montañas, protegiendo el paisaje desde lo alto.

Y comienzas a pensar que tal vez tu suerte no es tan desgraciada. Que tal vez ese camino efímero y sinuoso resulte incluso agradable...que tampoco pasa nada por dar un pequeño rodeo y tardar un poco más en llegar... es justo en ese instante cuando el error comienza a alcanzar la forma de un acierto...de pronto tú te alegras de haber tomado aquella salida, hace ya cinco pueblos y sabe dios cuantos valles y riachuelos.

Porque el paseo involuntario, su majestuoso entorno y su perfecta calma, está mereciendo la pena... y no lo habrías disfrutado, aunque no fuese tu intención, de no haber sido por aquella equivocación.

La conclusión es inexcusable: qué gusto da equivocarse...a veces. Cometer un error inexplicable y estupendo a la vez, que nos satisface más que el propio acierto...tomar una mala decisión, una decisión errónea, y sin embargo, a la vista de las resultados, alegrarnos de no haber tomado la correcta.

Pero inclusive cuando la equivocación no nos satisface, cuando no nos vale más que al acierto, cuando la equivocación es dolorosa o molesta y lamentamos haber fallado, también entonces resulta agradable equivocarse de vez en cuando...meter la pata hasta el fondo y sin remedio... resulta agradable porque, de alguna forma, te libera... te permite volver a fallar y eso devalúa el desengaño.

No equivocarse nunca, ni una sola vez, constituye una singular clase de absurdo. Lo bueno de equivocarse es, precisamente, la libertad para equivocarse... la última persona en la que se me ocurriría confiar es en aquella que asegura no equivocarse jamás... porque todos lo hacemos... constantemente.


lunes, 24 de julio de 2017

Haciendo balance

En ocasiones el blog te permite hacer balance de tu vida, por lo menos así es para mí.

Inevitablemente, y a veces incluso a traición, introduce algunos momentos de tu vida que habías olvidado o dejado a un lado.

Me divierte “decidir” lo que le sucede a “mi” protagonista a pesar de que puede ocurrir, y esto es quizá lo más bonito, que se me escape y se invente por su cuenta una parte de un post, una frase, una actitud, un comportamiento inesperado, provocando mi sorpresa y la de los lectores. ¡Y luego, a veces, cuando los releo con más atención, de repente los identifico, existen!

Me doy cuenta de que en realidad, detrás de esa descripción, hay una persona que conozco...

Entonces sonrío y comprendo lo mucho que la aprecio o lo muy profundamente indiferente que me es.

Como de un modo o de otro han aportado todavía más vida a mi (protagonista), doy las gracias a ambos, un poco más si cabe a la que aprecio, teniendo en cuenta que de la otra, simplemente, me he servido para canalizar y argumentar parte de este blog.

Iremos viendo...o no.

 

viernes, 21 de julio de 2017

Un paso atrás


En el post anterior contaba mi momento de bienestar... pero cuál puede ser la distancia que hay entre el malestar y la felicidad. Apenas nada. Una distancia corta, un daño largo... enfermedad, perdida, cáncer, abandono, crueldad, vacío, miedo, desesperación... la lucha por la vida... son tantas las causas que pueden hacernos atravesar esa distancia.  

De la alegría al malestar... del malestar a la alegría. Por qué la alegría nos parece falsa, impostada, y el dolor tan verdadero y real? Quizás justamente por esa alegría simulada que exhibimos como un trofeo es por lo que la distancia que la separa del dolor sea tan corta.

Transitamos de una (felicidad) a la otra (malestar) con sorprendente naturalidad. El dolor acude sin avisar ni buscarlo. La felicidad sin embargo hay que trabajarla, inventarla, simularla. Parecerá agotador tanto esfuerzo, sin embargo es el malestar el que nos deja derrotados, fatigados. Por eso huimos de él. 

¿Cómo se cuenta el dolor?: enseñándolo, mirando escenas que ahora mismo, seguramente, se están produciendo. Levantando el telón detrás del que escondemos todo aquello que no queremos ver y que está ahí, asomándonos a las ventanas, saliendo por la puerta, paseando por las calles. Está ahí. Puede que incluso esté dentro de tu propia casa. Debajo de alguna alfombra donde lo hemos escondido para no verlo. 

No importa lo que corramos, el dolor siempre nos alcanzará algún día... al fin y al cabo, nos separan pocos centímetros de él. Pero también son pocos centímetros los que nos separan de la felicidad... incluso me parecen muchos esos centímetros, esos segundos... basta una milésima de segundo, un espacio microscópico, para que la (tu) vida cambie... sin haberlo buscado.

Vivamos!!!

 

jueves, 20 de julio de 2017

Quince días...

Me quedan once "madrugones"... para mis vacaciones (los findes no cuentan, creo)...
llegan, ya ves lo que son las cosas, con esa sensación de que estoy (otra vez) en el mejor momento de mi vida...
nunca antes habían confluido tantas cosas (buenas) y casi ninguna mala....
casi ninguna? bueno... en realidad ninguna....
a ciertas edades, pensaba yo ahora, uno debería conformarse con esa sensación....
ahora es el mejor momento...
todo lo que (se) fue, tenía que ser...
todo lo que ocurrió y lo que no tenía que ocurrir (o no)...
todas las decisiones y las no decisiones fueron las correctas....
porque me trajeron aquí a este momento del espacio- tiempo... el mejor... ya te digo...
en realidad, creo que a todas las edades debería buscarse esa sensación, aunque antes no lo sabía... todavía....
llevaba un tiempo pensando... sintiendo... diciéndome....
si eso iba a ser todo...
si esa iba a ser mi vida para siempre...
pues bueno... podría haber sido infinitamente mucho peor....
no os aburriré con las vidas alternativas... las que podría haber elegido.... y no...
ahora vuelve a ser mi mejor momento... y con eso me basta....

de momento... iremos viendo...vivamos!!!

Pd.: Hay perdidas que por anunciadas no dejan de ser menos dolorosas e irreparables pero sabes que es un descanso, una liberación para la persona que se va. Volveremos a vernos papá.


jueves, 13 de julio de 2017

Los sueños, sueños son...


Me desperté oliendo el aroma de café y recordé el anuncio de nescafé  y pensé que tiene todo el sentido del mundo. Crisis de los 50? Peor eran las de los 40, 30 o los 20, cuando cualquier cosa, cualquier mínimo error te jode la vida para siempre y lo sabes... Y sabes que te faltan casi todas las herramientas, casi todas las facultades, casi toda la info para "acertar", para sobrevivir....

Siempre digo que yo si miro atrás me veo agobiado porque siempre pensaba que no iba a poder... No iba a saber... Pero quería poder, quería saber... 

Ahora? Pues como ya he dicho en alguna que otra ocasión los riesgos están relativamente controlados, te conoces, sabes que herramientas tienes y cuáles no, que herramientas quieres tener y cuáles no, conoces tu karma, y el a ti... Solo tienes que aprender a quererlo, a mimarlo y disfrutarlo. Todo es más fácil (creo), el margen de error se reduce... Que es lo peor que puede pasar?

Casi nada ya tiene una repercusión enorme en el resto de tu vida.... Casi nada es ya para siempre, inamovible, salvo que tú decidas que lo sea. Casi nada tiene más importancia de la estrictamente necesaria que le quieras dar. Tienes el control. Lo has conseguido. Enhorabuena chaval! Relax total... 

A los (casi) exis años  ya has aprendido... de qué va tu vida, tu destino, tu karma. Y mola (casi siempre). Qué pereza pensar en los 20/30/40. Pasarse el día despejando incógnitas... Saltando obstáculos, tomando decisiones (y acertando porque sí) sin tener la más mínima idea, porque la info que necesitas para "acertar conscientemente" la tendrás después... 

A los (casi) exis años ya todo ha pasado alguna vez antes y solo tienes que esperar a que se confirme. Ya (casi) todo esta descontado... Ya tienes casi toda la info relevante... Para tomar cualquier decisión conscientemente... 

Es divertido, acertar conscientemente o incluso fallar porque te dejas engañar a ti mismo. Lo sabes y te da igual. (Casi siempre). Qué más da? Que puede pasar? Como yo me digo, ya si eso me perdono.

Una vez más, solo una vez más. 

A veces, también eres consciente de ello, provocas el final, la resolución un poco antes de que las cosas ocurran naturalmente. Ya no estas para perder el tiempo. Lo sabes, te aburre la situación y ya. Si tiene que ser será de todas formas y sino pues mira... Casi como que me lo ahorro, que pereza por dios santo.

Uno nunca sabe qué o a quien va a echar de menos, qué vida esta... Dios!!!!

lunes, 10 de julio de 2017

Las otras



Reina un silencio calmo en el asiento de al lado de tu coche. Tu mujer está con su móvil, y tú observando la calle. Te fijas en esa chica que espera en un paso de peatones. La chica cruza delante de vosotros, y sigues su rastro únicamente con los ojos, sin mover el cuello, tal vez por evitar que ella se percate. Objetivamente piensas que esa chica es un par de puntos más de todo que tu mujer, estás pensando. Más guapa, piel más tersa, rasgos más suaves. No la conoces, pero hay algo en ella que te atrae, hasta el punto de no poder evitar girar la cabeza en el último momento, justo cuando la chica desaparece por el lateral de tus ojos. Ahí es cuando tu mujer alza la vista del móvil y te pilla observando a la chica. Suelta un “¿Te gusta?”, y tú automáticamente le dices que no, claro. No cabe otra respuesta. Pero no puedes evitar sonrojarte porque sí, qué demonios, pues claro que te gusta. Y si pudieras, saldrías del coche en su busca. Pero no puedes. Y te preguntas, ¿Por qué no puedo?.
porque no debes… no debes romper ese encanto!
son pocas las veces en que “sentimos” y es grato, muy grato, quedarse en ese sentido, si eres algo curtido sabes que un solo movimiento puede romper el encanto, así que “disfrutarlo” quieto, está muy bien seguir el aura del otro, sin molestar hasta que quizás llegue el momento ...

muy dentro de nosotros mismos somos frágiles y cualquier levedad nos rompe, el control es, sin embargo, lo que más nos engrandece, controlarnos para aprender del gesto, del momento… así es como nos conocemos, mejoramos y aprendemos...

La chica habla un lenguaje corporal que él está “entendiendo”, gracias en parte al lugar en el que está: relajado, calmo, …solo así lo ves casi todo...
en cualquier caso, esos momentos son escasos en la vida, esos en los que entiendes y deseas a otros que no conoces, va a pasarte muy pocas veces en la vida… los que escribimos somos ”voyeurs” natos y sin embargo yo cuento con los dedos de la mano las veces en que vives esa magia … la primera, el amor de mi vida, el que me mantiene marcado con hierro cadente y fue el primero en hablarme con lenguaje corporal y aún su solo recuerdo arranca en mi corazón un latir descompensado, pero, no he visto ni uno más que hablen ese lenguaje sin palabras que yo entiendo y conecta con el mío y eso que tengo unas cuantas décadas de vida vivida y (re)movida… que nadie piense que no quiero a mi mujer, eh? es mi compañera y con ella transito en mi caminar en la vida... es exactamente cariño, afecto, ternura, lo que se siente en ese caso ... si hay que definirlo es algo tan inofensivo como la compenetración...

Hay una preciosa leyenda japonesa en que las mujeres al casarse se cortaban el dedo meñique, dicha leyenda dice que hay un hilo rojo invisible sujeto, desde nuestro dedo meñique, a las personas que estamos destinados a conocer o entendernos con ellas a lo largo de nuestra vida, el hilo puede tensarse, enredarse, liarse, pero jamás de los jamases romperse...
 
por eso ya no tengo dedos meñiques...

 

viernes, 7 de julio de 2017

Intervalo


Hay un lapso, un hecho, una mueca, un recuerdo, una señal que lo cambia todo.

Y cuando sucede, cuando te toca, cuando es pronunciada, destroza el rumbo con el que habías creído regir tu vida y asola los quiméricos planes que habías ideado para un mañana revelándote la realidad.

Que todo lo que parecía estable no lo era…

que todas las ansiedades e incertidumbres de la vida son absurdas, porque lo único absoluto y total es el caos, el desconcierto, la anarquía que te obliga a doblegarte sumiso y humillado bajo el poder de la muerte.