martes, 4 de enero de 2011

Tampoco ha sido tan malo

Ahora que ya estamos en otro año me doy cuenta que hay años que pasan con más pena que gloria. Otros, los años, se incrustan a fuego en la parte interna de tu cráneo. Igual que todos estos últimos años, justo en estas fechas me da por sacarme hueso a hueso y ver qué hay tatuado dentro de cada uno.

Este año ha sido duro. Muy duro. Pero el anterior lo fue más, tanto como el esqueleto que nuestra piel rodea. Por suerte, en este, el año, no he tenido que aguantar noches de insomnio, (algún sobresalto si) madrugones injustificados, ni comidas en tupper, pero por el contrario he perdido …amigos?, amigas?, conocidos quizá.

Una explosión termonuclear ocurrió cerca de mí a mi vuelta de Lisboa. A veces, pero solo a veces aún escuece, y mucho, más en estos días en los que el frío arrecia y se nota más. No me refiero al frío de la calle, es el otro, que es más gélido. Ayuda a endurecerse, pero tengo la sensación que hemos crecido y nuestros escudos no...por lo menos el mío, no. Y puede que por eso tengamos las esquinas de nuestros cuerpos un poco doloridas. De eso me doy cuenta cuándo me tengo que contener y no me gusta nada de nada.

Últimamente lo sigo haciendo porque me da miedo, miedo de dar mi opinión, aun así cuando me la piden, la doy. Yo también he aprendido a lanzar bombas termonucleares. Por primera vez en mucho tiempo tengo ilusión por celebrar algo. Será porque este año 2011 parece que puede ser un poco más duro aún que el anterior. Y me pregunto si podremos aguantar alguna que otra bomba como la de este año.

Este año, yo, escojo quedarme con todo. Con lo bueno y con lo malo.

Que no, que paso de todo lo que huele a artificial, repetido, aceptado, fácil y cómodo. Quiero lo bueno y lo que no lo es, lo que parece ser que es una cosa y luego resulta que es otra, porque la vida es así.

Y esta, la vida, tal y como es, ya me gusta.

Porque, y digo yo, que al fin y al cabo, el 2010 tampoco ha sido tan malo, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario