lunes, 17 de noviembre de 2014

La importancia de ser el primero

Acaso habéis olvidado a vuestro primer amor, el primer beso, tu primer deseo. Hay cosas que permanecen de por vida y son inalterables al tiempo. Un segundo, un sueño, un deseo pueden cambiar tu vida para siempre…

El primer amor -qué pena!- la mayoría se dejan por imposibles, querer hasta las trancas es horrible, duele, duele en las profundidades del alma y inutiliza todo raciocinio, todo lo haces espantosamente mal porque te transformas en egoísta, déspota… con el tiempo todas las peores cualidades del ser humano florecen en éste tipo de amores, el que no controlas, el que se destila, el que duele hasta en la mirada del otro porque en sus ojos se reflejan las profundidades de tu alma, te cautiva y no te da lugar a la reflexión, lo das todo por él, y comienzas a pensar que tu vida no tiene más sentido sin su cercanía y si ese amor es compartido y mutuo, adiós!, es una cárcel en la que ingresas voluntariamente y que ni buscas ni encuentras, ni quieres saber nada de la llave.

Lo cierto es que amar así es algo único, vivirlo es lo máximo y pocos son los elegidos… quizás solo por eso valga la pena experimentarlo porque solo pasa pocas o una sola vez en nuestras vidas!
Cuidado! no confundir con la atracción que se siente tipo Ramiro y Sira en El tiempo entre costuras, por ponerlo fácil y reciente… porque eso es otra cosa!, es atracción incontrolable de sexos, que también existe, sublime mientras dura pero que no deja huella y si acaso rencor, mucho rencor.

Shakespeare sí lo profundizó en varias de sus obras, la leyenda de Tristán e Isolda, o la película El diario de Noa… Bécquer el eternamente enamorado de Julia Espín… en fin, en verdad es tocar el cielo con la punta de los dedos pero a la vez tan destructivo por lo que absolutamente es incompatible con ésta sociedad y en los escasos momentos de reflexión sabemos que tenemos que dejarlo, cortar con semejantes amarres si queremos vivir un poquito en una sociedad como la nuestra, que realmente no conduce a ninguna parte, puesto que el camino al nacer solo viene con una única condena de muerte implícita y ni eso podemos imaginarnos ni para ella, ni para él.

Que afloren o exploten todo ese conjunto de pasiones que escondemos nunca está libre de riesgos, así de ese modo no se puede, no se debe vivir, por eso tiramos de nuestra sensatez, y abandonamos, y escogemos un buen amigo, mejor compañero, alguien que te dé un amor tranquilo, para formar un hogar, acompañarlo de unos hijos y un viajero, muy como tú… para no tener que vivir siempre al borde del precipicio.
Ay!!!  el amor, grande y verdadero.

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