miércoles, 1 de septiembre de 2010

Todo huele a ella

Hace poco que he llegado a casa.
He venido conduciendo con las ventanillas abiertas porque me encanta oler esta citi.
Parecerá una bobada pero cuando no estoy por aquí, la echo de menos.
Sobre todo, ese olor de BCN en verano.

Y me encanta esta ciudad que nunca duerme.Puedo dar fe de ello, porque estos días de vacaciones más bien he dormido poco y cuando bajaba a la citi todo estaba lleno de gente.

Han sido días de compras , de tapas, copas. La Rambla (las dos), Gran Vía, Puerta Ferrisa, El Port...etc.
Terrazas al aire libre, algún dolor de pies, una ligera brisa de madrugada que despista, cenas, algún taxi, copas, resacas, paseos, …etc.
Y gente, un montón de gente. Amigos, conocidos y desconocidos con los que fijo, que nunca volveré a cruzarme.

Acabo de llegar a casa. Tal vez porque no he bebido distingo mejor todo lo que me rodea.
Me voy a tomar una copa en la terraza. En esa terraza que nunca podré sustituir por otra porque siempre ha sido la mía. La terraza en la que miles de veces he pensado sobre mi vida, sobre esas decisiones importantes. Al fondo, Collserola, más cerca y al Norte la Mola, un poquito más para allá Montserrat y casi aquí tocando la Autónoma.

A la izquierda distingo los cuatro cipreses de Can Oriol. De frente, un parque y como fondo, los grillos.
En mi nariz ese olor, el olor a ella, un perfume que no es el mío, pero sobre todo huele a ella a BCN. A ese olor que tanto me gusta.

Amanece. Y yo me voy a la cama. Con este enorme placer de saber que mañana no toca currar, y que no necesito el despertador.Estoy cansado, es lo que tiene tanto salir, pasa factura, pero tengo estos momentos, cuando desde mi terraza veo mi ciudad dormida, cuando el aire fresco entra y llena mi nariz, cuando tampoco me canso de mirar las luces de esta ciudad que si duerme...entonces sé que me da igual donde esté, la citi es ésa ciudad a la que siempre querré volver.

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