lunes, 4 de enero de 2010

Por fin, empezamos.

"Si no estás nervioso es que estás muerto." Esto lo dijo Jesús Hermida. Seguramente tendrá razón pero molesta lo mismo. En los momentos previos a una cita, es cuando piensas "¿Por qué no me quedaría tan tranquilo en mi casa?". Evidentemente es una pregunta absurda porque nadie nos obliga a meternos en ningún lío. Somos nosotros mismos los que empujamos esa bola de nieve por la pendiente.

Noviembre, 2007. Estoy en mi coche. Suenan los U2 por la radio. Las buenas canciones son inmortales. "beautiful day". No debí bajarme, no debí contestar su llamada.
Estoy repasando la cantidad de sueños, de ilusiones y de esfuerzos que se han ido sumando durante los últimos 24 meses para llegar hasta aquí.

Incalculables.

¿Sabes esa sensación de intentar estar en un lugar y no encajar ni con calzador? Nunca has imaginado cómo sería colarte en la vida de alguien muy diferente a ti y, aunque se trata de trazos imaginarios, no me gusta la sensación que deja, de estar fuera de lugar. Mi lado más práctico me hace pensar que no es bueno para uno meterse donde nadie lo llaman, o donde lo hacen con voz muy débil. Hay espacios viciados a los que cada vez que te asomas y te sientes totalmente ajeno a lo que allí ves. Es absurdo pretender entrar en un espacio donde no hay espacio para ti.

Por eso, es mejor dejar las cosas como están, desprenderse, observar esas diferencias y decidirse, puede que a dar la vuelta e ir en dirección opuesta. A eso es a lo que me dedico estos días, he sacado la balanza del fondo del cajón y voy ver hacia dónde se inclina.

Espero que toda la suerte que me han deseado amigos y conocidos, se transforme en energía positiva. Va a ser un año muy intenso, así que en lugar de irme a casa me voy con mis amigos a cenar. Esto es el 2010 y sólo ha hecho que empezar.

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