jueves, 31 de diciembre de 2009

A si ha sido y a si lo cuento.

Ayudar a preparar la cena de su cumpleaños, un ataque de risa en el momento más inoportuno, conocer a alguien y saber que no me he enamorado, recordar aquellos momentos y que se me dibuje una sonrisa en la cara o se me caiga una lágrima, soñar, acurrucarme en la cama, dejarme llevar casi sin quererlo, estuve con quien quise y porque quise, y no me arrepiento..

Sentir sus labios rozando los míos por última vez, salir bien en una foto, disfrutar de un fin de semana en una casa rural, saber que no me corresponderá jamás, ir a una fiesta de disfraces sin disfraz, pasar calor en noviembre, cambiar de móvil, pasear por Barcelona, improvisar cenas con mis amigos.

Mirar mil veces el reloj para ver cuántas horas faltan, mirar un millón de veces el móvil para ver que no me mandas nada, columpiarme hasta sentir que puedo tocar las nubes, sentirme protegido, una buena ducha con agua caliente, notar el frío en la cara, volver a casa de mis padres, dejar que la mirada se me pierda en el Mediterráneo.

Emocionarme cuando una persona me dice que ha leído el post que escribí y que le gusta, valorar a las personas que están a nuestro alrededor en los buenos y sobre todo en los malos momentos, ver cómo ganamos la Champion, ver como lo ganamos todo, rodeado de amigos.

Ver el cielo desde la terraza de un bar, ver un bonito atardecer, perderme y no tener ni idea de cómo volver, intercambiarnos los papeles, estar celoso porque no soy el.

Pasear por Madrid, escribir el primer post del blog, ver fotos de la gente que me rodea, tumbarme a contemplar las estrellas, inventarme formas con las nubes, intentar volver a sentir mariposas en el estómago, ir a exposiciones de varios museos precedidos de largos paseos.

Hacerme el remolón en la cama, pedirle que se quede conmigo el resto del día… y que se quede. Dejar que me salga mi lado oscuro, querer parar el tiempo, luchar por lo que creo que merece la pena aunque haya quien no lo entienda o me diga que no siga, que confíen en mí y me lo demuestren, que me digan que me quieren, sentir que estoy vivo, que quiero que me abraces, ver el mar y quedarme horas contemplándolo, llorar bajo la lluvia…

Y, aunque todavía estamos a día 31, sé que mañana, como todos los años, me alegraré por todo lo pasado y por lo que no....

Éstas son algunas de las cosas que me trajo el 2009. No sé qué me puede estar esperando en el 2010, pero saberlo sólo es cuestión de tiempo: Acompañame.

Feliz año nuevo.

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