martes, 29 de diciembre de 2009

La mala educación.

Estoy en un bar con unos amigos.

Se acerca un chico. Buen porte, buena percha, con estilo.
Muy educadamente, le pide fuego a una chica que está también con unas amigas.

Rebusca en el bolso (¿Cuántas cosas sin sentido caben en un bolso?).
Él espera pacientemente.

Encuentra el encendedor. La chica sonriente, esta sacando la mano del bolso con el encendedor y el sin pensarlo le suelta de sopetón:

- Pero qué par de tetazasss!!!

Su cara, la de el, se ha transformado en la de un salido, los ojos casi se le salen de las órbitas, los (pocos) genes que le hacen ser humano le impiden babear y allí esta ella, con el mechero en la mano, estupefacta, anonadada ante semejante exhibición de finura, de clase, de tacto, de formas, de educación, de saber estar, de ser original, de artes conquistadoras. Nos ha dejado sin palabras. Y eso en mi es difícil.

Por lo menos ha captado el lenguaje corporal y se retira sin hacer ningún nuevo intento de elogio.

Tampoco ella llevaba demasiado escote.

¿De verdad alguien puede creer que así se puede conseguir algo?
¿Le habrá funcionado alguna vez esa táctica?
¿Si invirtiéramos los papeles, ella le habría dicho, - pero que huevazos !!!?

Yo, por si acaso no la voy a poner en práctica.

1 comentario:

  1. De esos especímenes hay muchos, sólo hay que sugerirles dadas las fechas en las que estamos que le pidanuna neurona a los Reyes Magos....

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